Afortunadamente, cada vez hay menos personas analfabetas, aunque, como siempre, sigue habiendo una gran diferencia entre los países menos desarrollados y los que ya están en vías o, directamente, consideramos avanzados.
A nivel mundial, según datos de Unicef, la tasa de alfabetización de los jóvenes (de 15 a 24 años) aumentó del 83% al 91% en dos décadas, mientras que el número de jóvenes analfabetos disminuyó de 170 millones a 115 millones. Sin embargo, persisten las disparidades regionales y de género. La alfabetización es más baja en los países menos desarrollados y más alta entre los hombres que entre las mujeres. En los años más recientes para los que se dispone de datos, las mujeres jóvenes representaban el 59% del total de la población joven analfabeta.
Leer y entender lo que viene en datos
Sin embargo, poco a poco nos enfrentamos a otro problema: el analfabetismo digital en primer lugar y el de los datos en segundo. Según el informe The Role of Technology in Powering an Inclusive Future, aunque el 90% de los empleos ya requieren competencias digitales básicas, el 23% de los adultos de todo el mundo no saben leer ni escribir en formato digital, un analfabetismo cuatro veces más probable en mujeres que en hombres.
Pero, además, nos enfrentamos, incluso en el caso de quienes ya tienen esas habilidades digitales, a la dificultad de leer y comprender la información que viene en datos. Gartner define la alfabetización de datos como la capacidad de leer, escribir y comunicar datos en contexto, incluida la comprensión de las fuentes y construcciones de datos, los métodos analíticos y las técnicas aplicadas, y la capacidad de describir el caso de uso, la aplicación y el valor resultante.
La mayoría de las organizaciones comprenden la oportunidad de los datos. Saben que, como se suele decir, los datos son el nuevo petróleo y que, por tanto, se necesita comprenderlos. Sin embargo, esto está conllevando que se abra una nueva brecha entre las aspiraciones comerciales de estar impulsadas por los datos y la capacidad de los empleados para trabajar con esos mismos datos.
No se trata solo de que las empresas tengan a un reducido grupo de profesionales que tengan grandes destrezas en esta materia. Las organizaciones reconocen cada vez más que aumentar las capacidades de toda la fuerza laboral, en lugar de un pequeño equipo de especialistas en datos, puede aumentar significativamente las oportunidades comerciales de los datos.
Es decir, que si hasta ahora la inversión en formación y soluciones se ha centrado principalmente en grupos más pequeños de empleados con experiencia en datos, se espera cada vez más que las personas en todas las funciones comerciales se vuelvan autosuficientes con los datos y tomen decisiones basadas en datos.
Por qué hay que entender los datos
La mayoría de los trabajadores aseguran que leen e interpretan datos como parte de sus funciones, y que se comunican con los datos interna y externamente y toman decisiones basadas en datos al menos una vez a la semana.
Sin embargo, muchos empleados consideran que aún no tienen las habilidades que les ayudarían a trabajar con datos de forma cómoda y segura. De hecho, solo el 21% de la fuerza laboral mundial confía plenamente en sus habilidades de alfabetización de datos, es decir, su capacidad para leer, comprender, cuestionar y trabajar con datos.
Las personas son, en muchas ocasiones, incompetentes para comunicarse con datos. Esto se aplica a nuestra vida personal y profesional. Esta incapacidad para comprender y comunicarse con los datos puede causar una nueva división. Las personas pueden ver miles de gráficos y otros datos sin comprender la fuente o el contexto. Muchas «fuentes oficiales de datos» están sesgadas o se sacan de contexto. A menudo, los mismos datos parecen dar lugar a opiniones diferentes o se descartan porque no apoyan un determinado contexto o punto de vista.
Por eso, se hace más necesario que nunca abordar una nueva alfabetización de los datos de todas las personas con el fin de que no se genere una nueva brecha digital y todos puedan encarar el futuro con las mayores garantías posibles.