Por M. Martínez Euklidiadas
Cuando una empresa adopta tecnología avanzada estabiliza su posición frente a competidores, factura más, llega a un mercado mucho más amplio y mejora las condiciones de contratación de sus empleados. El uso de la tecnología conduce a una alta productividad, algo que sabemos desde el arado y que hemos redescubierto con la robotización y la inteligencia artificial.
Sin salir de nuestro país, este 2020 un estudio español ha demostrado cómo las empresas que hacen uso de la tecnología facturan cinco veces más que aquellas que no lo hacen. Cinco. El estudio se centra en la robotización catalana, pero análisis parecidos se han realizado en todo el mundo, y habrá que responder a la pregunta: ¿sabemos adoptar tecnología? ¿Sabemos de ella?
Tecnología aplicada, desde la antigüedad dando buenos resultados
No es ningún secreto que el momento en que empezamos arar con tracción animal (podríamos considerarlo una proto-robotización) pudimos asentarnos en ciudades, crecer e intercambiar ideas. Pero no es necesario irse tan lejos en el tiempo. La mejora de la tecnología entre 1750 y 2010, dice Manuel Hidalgo en ‘El empleo del futuro’ (2018), aumentó los salarios 14 veces.
La misma actividad genera, 150 años después, un +1300% de capacidad adquisitiva, y es que la tecnología nos permite hacer más en menos tiempo. De ahí que sea tan importante entender su naturaleza y saber cómo implantarla tan pronto como sea posible para ganar una ventaja competitiva. Es algo que saben muy bien los autónomos digitalizados.
El salario bruto del autónomo digitalizado supera en un +36% el salario bruto del no digitalizado, y un 39% más que el trabajador por cuenta ajena, tal y como presentaba Billin en su ‘Estudio del perfil del trabajador autónomo en España’. Este perfil digitalizado factura, de media, 70.000 euros al año, muy lejos del salario medio (23 646), mediano (19 830) y más frecuente (17 482).
Cifras similares las vemos al comparar empresas entre sí. En 2018 Manpower publicó el informe ‘Del directivo tradicional al líder digital. Los retos de la Transformación Digital’ en el que se destacaban varios datos clave:
- las empresas que emprenden la transformación digital son un 26% más rentables.
- e incrementan un 12% su mercado solo por el hecho de transformarse.
Los datos son similares en buena parte de los sectores de actividad, aunque hay algunas herramientas que destacan frente a otras, como son el uso de robots o la presencia de herramientas de inteligencia artificial.
¿Qué pueden hacer los robots por una empresa?
Según un estudio liderado por Joan Torrent Sellens, Ester Camiña y Ángel Díaz-Chao, titulado ‘Tecnologías de automatización: efectos a largo plazo para las empresas industriales españolas’, adoptar robots conduce a multiplicar por cinco la facturación tras un tiempo de adaptación.
Es algo que ya descubrió la industria del automóvil hace tiempo, y que se está llevando a todo. El mismo estudio destaca un punto muy importante a tener en cuenta si tenemos una empresa o pretendemos levantar una: las compañías no automatizadas son un 75,5% menos eficientes y sus trabajadores se encuentran en condiciones más precarias o incluso peligrosas. La agricultura es uno de esos sectores precarizados capaz de ser parcialmente automatizada.
Se ha demostrado que existe una relación entre trabajadores desplazados ‘hacia arriba’ cuando una empresa invierte en robots. De hecho, los países con menos paro y mayor estabilidad laboral son los que más robots per cápita tienen. Y cuantos más robots hay en una fábrica, más trabajadores se contrata en puestos laborales de calidad, como vemos sin salir de automoción:
- la planta de San Luis de Potosí, con 519 robots y 1200 empleados (1:2,3)
- la Ford de Valencia, con 2000 robots y 8000 trabajadores (1:4)
- la BMW de Munich, con el 95% de sus procesos automatizados 8000 empleados (1:10)
Más tecnología, más empleo de calidad
Instituto de Estudios Económicos (IEE) resaltó cómo los profesionales especializados TIC aumentaron cerca de 620 000 a lo largo de 2018, lo que les colocaba en el 3,2% del empleo total. Es una cifra que ya hemos visto crecer en otros sectores a lo largo de los siglos. Ocurrió con la industria, desplazando la agricultura, y con los servicios y cuarto sector desplazando la industria.
Este efecto de la mejora de empleo se llama efecto Brunel en referencia al ingeniero francés Marc Isambard Brunel. Cuando Brunel ‘despidió’ a 110 personas que fabricaban bloques de aparejo para emplear ‘solo’ 10 operando una máquina que sustituía a los despedidos, necesitó 410 personas para construir y mantener la máquina.
El resultado neto fue un aumento radical de la productividad, pero también más y mejores empleos, como la programación. Hasta la fecha, toda automatización, incluso la de ‘cuello blanco’ (se automatizan tareas basadas en el razonamiento) se han demostrado como generadoras de empleo.
La inteligencia artificial, más allá del ‘hype’
Cuando hablamos de robots no solo nos referimos a máquinas físicas (soldadoras, prensas, cadenas de ensamblado) sino también a robots virtuales como los algoritmos capaces, (paso previo a la inteligencia artificial), arañas que peinan la web o procesos digitales automatizados. Es decir, los robots no tienen por qué ser de metal. Las máquinas de silicio también son máquinas.
Y sí, es cierto que la etiqueta ‘#InteligenciaArtificial’ está de moda. Tanto, que las startups en busca de financiación la añaden con alegría a sus proyectos incluso cuando no la usan en nada, algo que ocurre en cerca del 40% de los exit (salidas a bolsa o a rondas de financiación). Dicho esto, la inteligencia artificial sí que tiene un impacto real en las empresas, y es muy positivo.
De aquellos autónomos que hacen uso de herramientas de inteligencia artificial, un 63% han mejorado su relación con los clientes, según ‘El observatorio Vodafone de la empresa’ (2018). El motivo es que la IA ha liberado parte de su jornada laboral, pudiendo dedicarla a mantener el contacto con el cliente. Se han automatizado a sí mismos, y les está yendo muy bien.
Lo mismo les ocurre a las empresas que hacen uso de inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes tales como cloud, deep learning, IoT o 5G. El estudio ‘Emerging Technologies: The competitive edge for finance and operations’, de Oracle, concluyó que usar estas tecnologías aumentaba el beneficio anual en un 80%. Aunque la inversión es elevada, el retorno lo es aún más.
Las compañías están aprendiendo que merece la pena invertir no solo en tecnología, sino también en saber de tecnología y aprender a comunicarla. Es la única forma de poder implantarla a la empresa con éxito, adaptando su cultura interna sin la aparición de brotes neoluditas que juegan en perjuicio de todos. Aprender sigue siendo el primer paso en firme del proceso empresarial.