Un reciente informe de McKinsey sobre el futuro del trabajo en Europa desgrana cuáles son las industrias que más se pueden ver afectadas por la automatización y por la crisis del Covid y cómo todo esto afectará a la movilidad.
En 2018, casi la quinta parte (19 %) de la población de la Unión Europea (UE) tenía 65 años de edad o más. Es un porcentaje, además, que sigue creciendo constantemente. Esto hace que la población en edad activa esté disminuyendo en todos los países. Pero las tasas de paro en muchas ocasiones, lejos de mejorar empeoran. Si en 2019 el 26,9% de los europeos en edad de trabajar no tenían un empleo, en el caso de España este dato se elevaba al 32%, según datos de Eurostat.
En 2013, un estudio ya vaticinaba las probabilidades que tenían los diferentes puestos de trabajo de ser susceptibles de ser reemplazados por robots. Siete años después, ¿ha cambiado esa situación? A tenor de un informe de la consultora McKinsey, en Europa, y como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, las cosas podrían ser aún más complicadas.
Los débiles vuelven a ser más débiles
Este informe vuelve a poner sobre la mesa que los más débiles suelen ser los peores parados de las crisis. La consultora calcula que esta pandemia puede acabar con hasta 59 millones de puestos de trabajo europeos. Y, según sus cálculos, hay tres grupos especialmente expuestos: servicio al cliente y ventas, servicios de alimentación y ocupaciones en la construcción. “Los trabajos con mayor riesgo de pérdida de puestos de trabajo por la pandemia se superponen hasta cierto punto con los más vulnerables al desplazamiento a través de la automatización. Alrededor de 24 millones de puestos de trabajo, casi el 50 por ciento de la cantidad de puestos de trabajo desplazados por la automatización, están en riesgo de desplazamiento a través de COVID-19 y la automatización”,señala.
Por ejemplo, casi el 70 por ciento de los trabajos que podrían ser reemplazados debido a la automatización en los sectores mayorista y minorista también están en riesgo de desaparecer por culpa de la pandemia.
Este informe también destaca que la formación que se requiere en los puestos de trabajo también es otro factor importante a tener en cuenta. Nada nuevo en este sentido: a mayor cualificación, menos riesgo de que la automatización nos reemplace. Así, alrededor del 80 por ciento de los trabajos que están en riesgo de desaparecer están ocupados por personas que no tienen un título más allá de la educación básica. Es decir, 46 millones de personas. Una cifra nada despreciable.
El informe destaca que quienes no tienen más que la educación básica tienen casi el doble de probabilidades que los que tienen un título universitario de tener puestos de trabajo en riesgo.
La vida antes de la pandemia
La tecnología siempre supone un avance y, en muchas ocasiones, la automatización de algunas tareas. Por eso, no es de extrañar que en casi todos los trabajos haya parcelas susceptibles de ser mejoradas o automatizadas por la tecnología.
Antes de que la Covid-19 irrumpiera en nuestras vidas, las estimaciones marcaban que alrededor del 22 por ciento de los puestos de trabajo en la UE (es decir, unos 53 millones de empleos) podrían automatizarse para 2030.
Sin embargo, la pandemia ha acelerado muchas cosas. La duda es si, en materia de automatización, también se producirá este crecimiento acelerado. De hecho, la consultora McKinsey cree que en 2030 no solo habremos superado la crisis del coronavirus, sino que se habrán creado nuevos puestos de trabajo que compensarán (al menos parcialmente) esta pérdida de empleo relacionada con la automatización.
Y la que vendrá después
El problema, nuevamente, es quién va a ocupar esos puestos de trabajo que se van a generar, en parte como consecuencia de la automatización. Si ya en este 2020 va a haber 750.000 puestos tecnológicos sin cubrir en la Unión Europea por falta de profesionales cualificados, el futuro aparece también con algunos nubarrones negros.
Como veíamos al principio, la población europea está envejeciendo y se espera que en diez años haya 13,5 millones de personas más en edad de no trabajar. Pero, además, muchos de estos nuevos puestos de trabajo van a exigir un mayor nivel de conocimientos: los trabajos relacionados con las materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) podrían crecer en más del 20 por ciento en la próxima década.
Por tanto, se hace necesario, más que nunca, que la fuerza laboral, tanto la actual como las generaciones venideras, refuercen sus conocimientos y destrezas en STEM. Las personas que quieran aspirar a estos nuevos puestos que están por crearse necesitarán tener esta formación.
Los gobiernos, las empresas y los trabajadores deberían observar bien estas tendencias del mercado laboral a largo plazo y darles respuesta desde el corto. Quizá la pandemia solo esté acelerando algunos de los cambios que estaban por venir. Si la automatización va a crecer, también debería hacerlo la preparación y formación de la fuerza laboral para responder a estos cambios laborales y no perder el tren de las nuevas oportunidades.
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