Vivimos en la era de los datos. Todos los días se generan (y generamos) miles de datos: desde nuestros teléfonos móviles, pero también desde cada vez más dispositivos conectados a internet que funcionan de forma inteligente.
Esta generación de información se produce en todos los ámbitos, tanto públicos como privados. Tanto personales como profesionales. De hecho, no hay sector de actividad que sea ajeno a esta tendencia: medicina, entretenimiento, transporte, logística, agricultura, servicios, ciudades…
Con toda esta información a nuestro alcance, los diferentes organismos deben poder analizar los datos para poder tomar mejores decisiones. El dato positivo es que 8 de cada 10 empresas reconocen en el informe “The Data Age is here. Are you ready?” que los datos son «muy» o «extremadamente» valiosos para su organización. Sin embargo, prácticamente la mitad tienen miedo de quedarse atrás con respecto a sus competidores en la habilidad y destreza para sacar partido de todo este volumen de información.
Seguir el ritmo
Esta incapacidad manifiesta de los responsables de negocio se debe, en parte, a que la generación de información tiene una velocidad de crucero mucho más rápida de lo que las empresas y organismo son capaces de asimilar.
Se calcula que, cada día, se envían 294.000 millones de correos electrónicos, 65.000 millones de mensajes en WhatsApp y se realizan 5 mil millones de búsquedas. Unos números que no dejan de crecer.
Cuanto más se desarrolla la tecnología, más datos generamos. Algunas de ellas están empezando a asomar tímidamente en el mercado, por lo que, con la llegada de 5G, se espera que tendencias como el dge Computing o el IoT (Internet de las Cosas) explosione aún más. Así pues, la pregunta es ¿cómo podemos prepararnos, pues, para toda esta avalancha de datos que está por llegar?
Los datos no son el enemigo
En primer lugar, debemos mantener la calma. Los datos, por muy abrumadores que nos puedan resultar, no son nuestro enemigo. Más bien al contrario. Bien comprendidos, analizados y gestionados, pueden ofrecer una gran competitividad y productividad.
Aunque es cierto que todos deberíamos tener una mayor cultura de los datos y, por tanto, profundizar en este tipo de alfabetización, no todos debemos convertirnos en unos científicos de datos. Es decir; igual que se insiste que todos vamos a tener que saber algo de programación, lo mismo pasa con los datos. De ahí a ser unos expertos en la materia va un buen tramo. Y podemos verlo también desde el retrovisor: todos hemos tenido que realizar una alfabetización digital e ir incorporando nuevas herramientas y tecnologías. Si lo hemos sabido hacer en el pasado, con los datos no tiene por qué ser diferente.
Datos para todos
De hecho, los datos deben ser tratados por todas las personas de una empresa, no solo por su máximo responsable. En definitiva, todos trabajamos con datos y debemos ser capaces de enterndero, aunque sean los ingenieros, arquitectos o administradores de bases de datos los que los traten y preparen.
Para ello es imprescindible tener una política en la que se permita aprovechar los datos y el análisis en toda la organización: ventas, marketing, atención al cliente, desarrollo de productos…
Un buen ejemplo del tratamiento de datos por parte de toda la empresa es Netflix. Cada día, millones de datos sobre los hábitos de visualización y búsqueda de sus usuarios son analizados para la toma de decisiones sobre qué productos comprar, qué series desarrollar, qué contenidos ofrecer….
Un negocio impulsado por datos
Al final, el objetivo es que el negocio esté siempre impulsado por datos. Para lograrlo, se deben dar una serie de pasos:
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Comprender los datos. Ante tal cantidad de información, hay que saber separar el grano de la paja y hacerlo en cada una de las decisiones que se tomen. Lo que en marketing puede ser accesorio, en desarrollo de producto puede llegar a ser trascendental. Por eso, es importante el siguiente punto
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Seleccionar los datos: Para no tener decisiones sesgadas o magnificadas
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Analizar la estrategia tanto actual como futura. Tener la mente abierta para posibles fallos en el tratamiento de los datos es importante.
Así pues, tener una mente abierta, ser capaz de aplicar la analítica de la información que recibimos y compartir los datos es básico tanto para el desarrollo propio personal como de cada uno de los negocios.
Puede que la avalancha de información nos abrume al principio, pero con paciencia y actitud conseguiremos que los datos acaben siendo nuestros mejores compañeros de viaje.
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