En estas últimas semanas han cambiado, y mucho, nuestras compras. Lo que más ha crecido son los productos que las personas consideran indispensables: prevención epidémica, de limpieza del hogar, medicina, alimentos, nutrición, salud y seguros médicos y de vida. Y es, precisamente, por las circunstancias especiales de la propia cuarentena, en las que el mundo se ha vuelto mucho más digital, también nuestras compras se han vuelto digitales. El cierre de las tiendas, salvo algunas esenciales, ha convertido al comercio electrónico en el único canal de acceso a los artículos que necesitamos para sobrellevar el confinamiento. Eso ha puesto el viento a favor de actividades como el ecommerce y la logística, dos de los escasos sectores beneficiados dentro de una actividad económica que apenas se mueve.
La facturación del comercio electrónico en España ya era buena: aumentó un 23,5% interanual en el tercer trimestre de 2019, hasta alcanzar los 12.493 millones de euros, según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Un buen ritmo que se ha disparado con la pandemia, alcanzando, según algunos estudios, un crecimiento del 55% entre el 13 y el 20 de marzo; es decir, desde que el Gobierno decretó el confinamiento de la población.
Durante el mes de abril, varios informes han ido analizando la evolución del ecommerce en España. Según esos análisis, las compras a través de Internet se enfriaron en los días previos a la declaración del estado de alarma, en beneficio de las tiendas físicas. Eran momentos en que los nervios hicieron mella en la población, que se dedicó a la “compra búnker” de artículos que consideraban de primera necesidad y entre los que ocupó especial protagonismo el papel higiénico.
Las compras online se enfriaron en los días previos al estado de alarma por la “compra bunker”, pero volvieron a crecer gracias al confinamiento
Desde que la ciudadanía tuvo que recogerse en sus casas, a partir del 15 de marzo, se aprecia un crecimiento sostenido del comercio online. Muchas personas han optado por comprar a través de internet incluso los artículos básicos, desde comida a productos de limpieza, pasando por productos que tienen que ver con la salud. Todo con tal de no salir a la calle y ponerse en riesgo.
Con los días, incluso se ha apreciado un crecimiento especial en la venta de artículos relacionados con el deporte –para hacer ejercicio en casa–, y de mobiliario y jardinería –que tienen que ver, sobre todo, con todos esos trabajos de bricolaje que han emprendido muchas personas para pasar más ocupados los ratos de ocio–.
Un crecimiento que, sin embargo, no ha beneficiado por igual a todo tipo de productos. En el ámbito de la moda, las ventas online se han desplomado más de un 80%, según una estimación de la patronal del sector. Las perspectivas no son buenas a corto plazo y se espera que, cuando pase la pandemia, la crítica situación económica que habrá dejado hará que se releguen compras de ropa, calzado y complementos no esenciales y, con toda probabilidad, que se pospongan hasta que existan precios rebajados. De hecho, algunas marcas ya ofrecen descuentos de entre el 30% y el 50% para dar salida a los productos que no logran vender.
Lecciones que aprender
Esta situación ha servido también para ofrecer un buen listado de lecciones. Empezando por la exigencia de que el ecommerce tiene que madurar.
Durante esta eclosión de las compras online se ha puesto de manifiesto lo poco resilientes que son las cadenas de suministro: ecommerces colapsados por los pedidos de covid-19, centros logísticos y redes de transporte saturadas, roturas de stocks, envíos aplazados… Generando desconfianza y malas experiencias a los consumidores.
Incluso los más grandes se han visto afectados. Desde Amazon, que ha anunciado que pospone sus planes para convertirse en un proveedor logístico global, a grandes cadenas de distribución como Día, Carrefour o El Corte Inglés, que experimentaron retrasos de sus entregas durante los primeros días del confinamiento.
Un 10% son nuevos clientes y, probablemente, seguirán haciendo sus compras online cuando esto acabe
Incidencias que exigen que las empresas se cuestionen alternativas a medio plazo como introducir mayor redundancia en sus operaciones, contar con más proveedores, replicar cadenas de suministro o fabricar just-in-time, entre otras. Hoy, más que nunca, es necesario replantearse el balance entre resiliencia y eficiencia.
En cuanto a los clientes, es importante tener en cuenta que un 10% de las personas que han comprado en estas semanas a través de internet, lo hacían por primera vez: grupos de población que se han visto obligados a utilizar estos canales y que, probablemente, seguirán usándolos cuando termine la etapa de confinamiento.
El comercio de proximidad y los pequeños productores también han recibido una buena lección: incluso ellos tienen que digitalizar su oferta y añadir servicios como la entrega a domicilio. Eso, precisamente, es lo que está permitiendo a muchos negocios incrementar considerablemente sus ventas o, al menos, reducir notablemente sus pérdidas, según los casos. Negocios como las panaderías o tiendas de ultramarinos que han logrado conectar a través de las redes sociales con los consumidores del barrio, agricultores que usan los social media para enviar sus productos frescos sin que tengamos que salir de casa…
Los cambios que nos dejará esta crisis todavía están por definir, lo que está claro es que algunas de las costumbres adquiridas durante el confinamiento permanecerán, ofreciendo nuevas y mejores posibilidades de negocio.
Un estudio de Rebold indica que:
- el 34% de las personas van a seguir utilizando consultas médicas online
- el 33% volverá a formarse a través de e-learning (33%)
- el 29% usarán software para teletrabajo
- el 26% pagarán por entretenimiento online
- el 21% verán transmisiones en vivo desde el móvil
- el 18% apostarán por el social ecommerce
- el 14% seguirán comprando equipamiento para hacer ejercicios en casa
- y el 13% usarán la banca online.
Sumemos otros tres argumentos que fortalecen el ecommerce frente al comercio tradicional: la facilidad para identificar mejores precios, la capacidad para ahorrar tiempo y el hecho de comprar con mayor comodidad, lo que ayuda a que el crecimiento de este canal sea imbatible.
Precisamente, para formar a los profesionales de este sector y para ayudar a que, quien quiera y/o lo necesite, pueda lanzar su propio canal de venta online, lanzamos en mayo la primera edición de Ecommerce Activation Program. Un nuevo programa de 10 semanas, 100% online, con un enfoque práctico que combina clases magistrales síncronas, mentorías online, salas virtuales para trabajo en grupo, webinars y talleres prácticos. ¿El objetivo? Enseñar a crear desde cero y a poner en marcha un ecommerce real que esté facturando en un plazo de diez semanas. Un programa testado y validado durante 1 año por nuestros alumnos que, por primera vez, compartimos en versión corta. Si quieres más información, puedes ampliarla en nuestra web:
ECOM – Ecommerce Activation Program
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