Durante el siglo pasado asistimos fascinados a los primeros efectos de la globalización. Nos contábamos de diferentes maneras cómo el aleteo de una mariposa en Pekín podía desencadenar un tornado en Texas. Empezábamos a ser conscientes de lo pequeño que se nos iba a quedar el mundo, de la relevancia de la globalización.
Han pasado décadas y seguimos asombrados por la rapidez de los cambios. El efecto mariposa se ha instalado en un contexto de causalidad llevado al extremo. Hoy las alas se han convertido en estornudos y el tornado es una pandemia mundial. El resultado más inmediato: la necesidad global de detener por todos los medios el avance de la enfermedad. Y en el entorno laboral, por suerte, tenemos a nuestro alcance diferentes soluciones de la mano de la tecnología impulsadas por nuestra capacidad de adaptación al cambio.
En eso está focalizado ISDI. En dar respuesta a una necesidad extrema y repentina. Según Nacho de Pinedo, CEO de la compañía, “la crisis del coronavirus se ha convertido en el mayor ensayo global para que las sociedades modernas adopten el teletrabajo de manera masiva”. “Está comprobado que el teletrabajo es un factor capaz de mejorar tanto la productividad como la conciliación”, añade De Pinedo, quien destaca a su vez cómo la existencia de “tecnologías baratas y de rápida adopción” permiten hoy a los empleados de “cualquier empresa, sea grande o pequeña, teletrabajar desde casa”.
Está comprobado que el teletrabajo es un factor capaz de mejorar tanto la productividad como la conciliación.Nacho de Pinedo, CEO de ISDI.
¿Están preparadas las empresas?
La conmoción causada por el Covid-19 demuestra que en general nos falta mucho recorrido para adecuar el mundo laboral a crisis como ésta. “A la vista está que las empresas menos digitalizadas no están preparadas para esta situación”. Borja Garzón, Digital Learning Manager en ISDI, reconoce en todo caso que trabajar en remoto no será un problema para aquellas empresas “con una cultura digital en la que lleven años promocionando estos hábitos, metodologías y herramientas digitales”. Según Garzón, experto en metodologías ágiles, “la transformación digital es un factor tremendamente positivo para las organizaciones, entre otras cosas porque acaban siendo más resilientes ante los cambios, pudiendo solucionar problemas complejos de forma creativa”. “Es lo que hoy en ISDI hacemos y nos da una ventaja competitiva, pudiendo ofrecer nuestras clases y trabajar en remoto sin perder calidad ni servicio”, concluye.
Curiosamente, el reto que tenemos por delante no es tan tecnológico como creemos. Para Nacho de Pinedo, la tecnología nunca ha sido la barrera, lo ha sido la mentalidad. “La inercia es la fuerza más poderosa del mundo”, sostiene. “Hemos necesitado un estímulo externo tan potente como el coronavirus para que empresas y trabajadores adopten esta nueva manera de trabajar”.
Para María Álvarez de Linera, Directora de Cultura y Talento en ISDI, es inevitable que las empresas den el paso y permitan trabajar virtualmente. “Ya no es que los empleados trabajen en remoto”, explica, “es un reto relacionado con la gestión del nuevo liderazgo, y aquí la confianza en las personas, la capacidad de trabajar bajo objetivos reales, el manejo de la comunicación en entornos digitales e incluso la conciliación van a ser aspectos claves”. Para acostumbrarse a una realidad que cada vez será más frecuente, Álvarez de Linera descarta que necesitemos desarrollar nuevas skills. “Creo que la gran mayoría de las personas tienen ya la capacidad para trabajar en remoto con la ayuda de diferentes herramientas o plataformas. Seguramente las empresas tengamos que ofrecer entrenamiento, pero será más sencillo de lo que pensamos”.
Creo que la gran mayoría de las personas tienen ya la capacidad para trabajar en remotoMaría Álvarez de Linera, Directora de Cultura y Talento en ISDI.
Inevitable o no, las empresas hoy se preguntan si pueden obtener la misma productividad en comparación con las dinámicas presenciales. Álvarez de Linera es una convencida de que es posible conseguir un rendimiento similar aunque adelanta la importancia de «medir dicha productividad mientras se introducen mejoras progresivas”. Borja Garzón tampoco tiene “ninguna duda” mientras recuerda que “hay empresas que trabajan deslocalizadas e incluso escalan su negocio”.
Todo este escenario nos invita a pensar ya en dinámicas y metodologías que favorezcan el cambio de mentalidad. Con esta premisa en el punto de mira, Borja Garzón recuerda que “la tecnología de Internet nos ofrece un amplio abanico de posibilidades en la nube que no requieren configuraciones complejas ni trabajo presencial”, es decir, simplemente se necesita “construir una cultura de trabajo colaborativo en remoto que sea inclusivo”. Y justo aquí es donde surge la gran pregunta para Borja, dada la complejidad de la tarea: “Las empresas hoy están sufriendo porque quieren acometer todos estos cambios en un sprint. La tecnología lo va a lograr, sí, pero ¿las personas?”
Las empresas hoy están sufriendo porque quieren acometer todos estos cambios en un sprintBorja Garzón, Digital Learning Manager en ISDI
Si nos atenemos a diferentes estudios, las empresas deben confiar en sus trabajadores, de hecho existen datos que demuestran que la productividad aumenta en entornos de trabajo remotos. Por ejemplo, según una investigación de Airtasker, una plataforma online, los empleados que optan por el teletrabajo trabajan una media de 1.4 días más al mes, entre otros datos positivos.
Protocolo ISDI
ISDI, escuela nativa digital, lleva años permitiendo a sus empleados trabajar a distancia por diferentes motivos relacionados con la productividad o la conciliación. Bajo esta premisa, ha sido realmente fácil para la compañía dar el salto a un protocolo en remoto, es decir, continuar en plataformas online la educación presencial que hoy no es posible continuar en las diferentes sedes que tiene en el mundo.
Todo comenzó la primera semana de marzo. Según se sucedían las noticias de multinacionales invitando a sus empleados a teletrabajar, ISDI decidió dar servicio a un gigante tecnológico en una formación netamente online. Como resultado, el NPS (Net Promoter Score), índice que mide el grado de satisfacción del alumno, apenas varió entre la formación online y la presencial, según explica Borja Garzón. Por otro lado, añade, “les ha dado la oportunidad de experimentar y gestionar dinámicas de trabajo online”, mientras les ha permitido reducir los costes al mínimo, una circunstancia que les “permitirá impartir más y con mayor recurrencia llegando a más personas. “Por último, la huella ecológica del bootcamp ha sido mínima reduciendo el desplazamiento aéreo de 70 personas”.
La formación online permite a las empresas experimentar y gestionar dinámicas diferentes mientras reducen costes y huella ecológica.Borja Garzón.
Con el avance de la enfermedad en todo el mundo, ISDI ha decidido continuar la formación de sus másteres y cursos presenciales en modo online, un contexto de profundos cambios que la escuela está convirtiendo en una oportunidad para experimentar y mejorar las dinámicas educativas en su campus virtual.
¿Qué pasará cuando acabemos con el coronavirus?
Lógicamente, existen dos caminos, que no son incompatibles. Nacho de Pinedo cree que una vez acabe la crisis, “muchos trabajadores y empresas que ya han probado estas metodologías no van a volver atrás”. Borja, en todo caso, descarta que estemos ante un punto de inflexión definitivo. “No lo veo así, muchas empresas están solucionando esta situación vía configuraciones de VPN, una medida que les pone en riesgo de vulnerabilidad y que es realmente poco escalable”.
El teletrabajo es defendido desde hace años por individuos e instituciones que ponen sobre la mesa multitud de aspectos positivos tanto para la esfera laboral como para la sociedad, incluso el planeta y su sostenibilidad. Como explicaba en una entrevista reciente Aleyda Solís, fiel defensora de esta práctica, soluciona una serie de problemas relacionados con la polución y la repoblación, implica menos costes en vivienda, aumentando la diversidad en el trabajo y la conciliación. Es parte del argumentario de Remote, el best-seller de Jason Fried y David Heinemeier Hansson, en el que ambos autores defienden la posibilidad de ampliar el rango de elección de tu futura compañía o de tu futuro empleado gracias al trabajo remoto.
¿Estamos ya en una civilización digital?
Existe cierta veta distópica nace de llevar hasta el paroxismo las posibilidades que nos brinda el entorno digital y la virtualización del trabajo y la oficina, una tendencia que hoy conoceríamos como nesting pero que tiene sus raíces en el siglo XX. Por entonces Faith Popcorn, una experta en tendencias y consultora de marketing, empezó a definir como cooconing la tendencia por la cual el individuo socializa cada vez menos, retirándose progresivamente a su hogar, que convierte en una fortaleza.
En términos más relajados, Nacho de Pinedo sí alerta del peligro que tiene el teletrabajo para “separar la vida personal de la profesional” dado que “requiere que se generen protocolos para diferenciar ambos mundos”, pero recuerda que el teletrabajo procedimentado de una manera correcta «no implica necesariamente aislamiento». «Probablemente hay mucha más gente de la que imaginamos que está sola y no se relaciona en la inmensidad de una oficina presencial”, advierte el CEO de ISDI.
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