Durante el confinamiento, surgió una idea que combinaba tradición y modernidad, o lo que es lo mismo, solucionar un problema provocado por la pandemia con medios digitales y tecnológicos. De esta manera, Antonia Fernández, Pino Prados y José María Melgarejo, también alumnos del MIB y del Sales en B2B & Ecommerce de ISDI, empezaron a acercar los dulces elaborados por conventos y monasterios de toda España al público en general. O como explican ellos: “Viaja a los tornos de los conventos españoles a un solo clic, sin moverte de casa”.
En qué consiste la idea/proyecto, ¿qué es?
Los Dulces De Mi Convento es una tienda online, donde se pueden adquirir auténticos dulces de Conventos españoles, que llevamos directamente a casa.
Para nosotros, la excepcional calidad del producto es el corazón de la idea. Huimos de planteamientos paternalistas, que asocian la compra de estos dulces elaborados por religiosos con ayudar o dar una donación a esas personas. Por el contrario, pensamos que el producto es tan bueno, tan especial y diferente, que tiene su propio mercado recurrente, dispuesto a pagar por él, porque la calidad lo merece sobradamente.
Probamos y escogemos cada uno de ellos y nos destacamos por una cuidada atención al cliente. El reparto lo hacemos nosotros con personal propio, y esto nos da una oportunidad muy valiosa de conocer de primera mano a nuestros compradores.
Nos encanta además trabajar mano a mano con los conventos, para encontrar juntos mejores fórmulas de packaging o comercialización. Nos ayudan muchísimo en el desarrollo de producto y estamos encantados de poder poner nuestro granito de arena en la conservación de este valioso patrimonio cultural y gastronómico.
¿Cómo surgió la idea?
Tengo la impresión de que durante el confinamiento todos hemos reflexionado bastante sobre nuestras vidas y nuestro futuro. En mi caso, y entre las varias conclusiones profesionales a las que llegué, es que debía especializarme un poquito más en temas digitales. Dado el crecimiento del comercio online durante la pandemia, pensé que el Sales en B2B & Ecommerce de ISDI podría ser una buena oportunidad para adquirir esos conocimientos.
En paralelo, había estado hablando con unas amigas mías monjitas que viven en Valladolid, y que venden dulces en el torno, dentro del convento. Pensé cómo el confinamiento podría estar impactando en sus ingresos, y que me sería relativamente fácil montarles un comercio electrónico para complementar las ventas. Pero es que una vez que le di más vueltas al tema, pensé que la idea podría ser extrapolable a más monasterios y conventos.
¿Quién te ayudo a desarrollarla?
Sin mis dos socios, Pino Prados y José María Melgarejo (también alumnos de ISDI y a quienes he conocido en el ecosistema), nada habría sido posible. Son unos excelentes compañeros de proyecto. Tenemos conocimientos y habilidades muy complementarios. Nos pasamos cuatro semanas frenéticas de estudiar el mercado, hacer números, y definir el proyecto, hasta que nos decidimos a lanzar el Mínimo Producto Viable.
¿Qué problemas resuelve? ¿Para quién está pensada?
En Los Dulces De Mi Convento servimos a domicilio dulces que están repartidos geográficamente por toda España, sin que tengas que desplazarte a adquirirlos directamente a los lugares físicos.
Los productos están testados por nosotros, hemos escogido los que nos parecen de una calidad excepcional, y que representan cada una de las zonas en las que trabajamos.
En estos momentos de limitaciones de movilidad por la pandemia, pensamos que nuestra propuesta tiene un gran valor añadido para el cliente gourmet, que los recibe en un par de día (¡uno si vive en Madrid!) en su casa.
¿De dónde viene el nombre?
El nombre “Los Dulces de mi Convento” viene de un puro ejercicio de SEO en Google. Nos planteamos que esas dos palabras de búsqueda tendrían que estar en el nombre, sí o sí, porque en sí mismos, los dulces de conventos y monasterios, son una marca que está en el imaginario de todos y que asociamos a calidad, artesanía, hecho con mimo, a antiguas recetas conservadas con celo, y porqué no, a recuerdos imborrables o escondidos en nuestra memoria.
¿Cuál fue el peor momento del proceso? Ese momento en el que casi dices “lo dejo”…
Pues si te soy sincera, de momento no se ha dado ese caso. Es verdad que hay días en los que estás apagando fuegos continuamente, y que el nivel de agotamiento y la sensación de que el día no tienen suficientes horas para hacer todo que quieres y se necesita, pueden ser abrumadores… pero lo consideras y asumes como parte del proceso de aprendizaje y de la propia maduración del negocio. No hay que darle muchas vueltas a esos momentos. Hay que pasarlos y más tarde, con serenidad, analizar las lecciones aprendidas.
¿Y el mejor?
El mejor sin duda es el momento en que te das cuenta que ese producto gusta muchísimo a los clientes, y que repiten!!. La recompensa de tener un cliente satisfecho y de atender una necesidad, es maravillosa e impagable. La ilusión de que la idea puede funcionar y el proyecto crecer.
¿Cómo testaste la validez del producto?
Pues lo lanzamos un grupo de beta testers, compuesto de familiares y amigos, a quien quiero volver a dar las gracias por su apoyo, que nos ayudaron muchísimo con su feedback antes de lanzar al mercado. Después de eso, seguimos afinando la idea… pero el mejor testeo es el que se hace enfrentándose al mundo real.
Cuando entraste en ISDI, ¿eras ya emprendedor o querías emprender?
Cuando entré en ISDI, estaba buscando, en palabras de Rodrigo Miranda y su reciente libro, un “reinicio” de mi actividad profesional. No tenía claro si quería emprender, pero con el paso de los meses, lo he ido viendo cada vez más claro.
¿Es tu primer proyecto o start-up?
Sí, es mi primera Start Up, y creo que esto es un gusanillo que se te mete dentro, y que ya te acompaña toda la vida. Ahora entiendo el sentimiento de muchos emprendedores
¿Cuál fue el mejor aprendizaje que te dio ISDI y que empleaste a la hora de lanzarte en este proyecto?
Pues sinceramente, creo que sin ISDI (y esta opinión me parece que la comparte cualquiera que haya pasado por sus aulas) esto no sería posible. Aquí he encontrado los conocimientos, el entorno, el apoyo, y los compañeros de viaje que necesitaba para llegar hasta donde estoy ahora.
Lanza el gancho comercial, ¿cómo/dónde pueden conseguirlo? ¿cuánto cuesta?
En Los Dulces De Mi Convento tienes nuestra web disponible para elegir lo que más te apetezca de una escogida selección de productos. Si tienes cualquier duda, te asesoramos y te atendemos por WhatsApp.
En este año y estas fiestas de Navidad tan especiales, pensamos que regalar o regalarnos dulces es un bonito gesto. Nos estamos encontrando con personas que están comprando cestas para los familiares y amigos con los que no van a poder pasar juntos la Navidad, o que simplemente se están haciendo un merecido regalo a sí mismos, en un año que ha sido difícil para todos. En todos los casos, el cliente puede además personalizar el mensaje que acompaña.
De todo lo que has aprendido lanzando este proyecto, ¿cuál sería el consejo/recomendación que te gustaría haber sabido antes de lanzarte a ello?
Pues realmente crees que esto te va a llevar un tiempo limitado, y al final si te dedicas en serio, es un trabajo full time, en el cual no dejas de dar vueltas a cosas casi en ningún momento. Por contra es muy bonito construir algo tuyo, poder tomar tus propias decisiones, y es un continuo aprendizaje.