En la era digital, en la que cada vez parece más inversimil el concepto intimidad, ¿tiene sentido una plataforma que nos permita ser no sólo anónimo sino controlar a el cómo y el qué?
Whisper y Secret son dos de las aplicaciones para móvil de este nuevo concepto de red social, que permiten compartir no sólo confidencias o pensamientos íntimos, sino también reflexiones, críticas, o vivencias. Todo ello de forma completamente anónima y con la opción de comprobar que piensan al respecto otros desconocidos.
«Odio a esta sociedad de usar y tirar a las personas»; «No me quieren por gorda»; «¿Os llena lo que hacéis en la vida?». Éstos son sólo algunos de los secretos o hilos de conversaciones que personas anónimas han publicado en la zona de Madrid en Whisper. El funcionamiento es muy sencillo: se escribe el mensaje, se elige un fondo de pantalla o una imagen que acompañe el contenido del secreto y listo. A partir de aquí, cualquier persona, de forma anónima, puede aconsejar sobre sus deseos, sentimientos, trastornos alimenticios, problemas de pareja…
La aplicación, que funciona en todo el mundo con miles de mensajes al día, tiene un sistema de geolocalización gracias al que muestra los mensajes de la gente del entorno del usuario. Del mismo modo, se puede decidir si conocer los secretos de la gente que se encuentre a mayor o menor distancia.
WHISPER
Whisper tiene, además, una peculiaridad poco común en estas redes sociales en la opción de pago, ya que permite comunicarse por mensaje privado -manteniendo el anonimato- con esa persona que ha publicado una confesión perturbadora.
Secret funciona de una forma similar, aunque con la singularidad de que se pueden conocer los secretos de tus propios amigos, eso sí, sin saber exactamente de qué amigo se trata. Emplea los contactos registrados del usuario para comprobar si alguno de ellos también usa la app y muestra sus mensajes para poder contestar, por supuesto sin revelar su identidad.
El comienzo de estas aplicaciones se llama PostSecret, un blog creado en 2005 en el que se comparten secretos, aunque con un sistema de funcionamiento más rudimentario que las nuevas apps. La web, que se define como «un proyecto de arte comunitario», emplea un formato artístico más original y con menos componente informático, ya que los secretos llegan en postales sin remitente con diseños bastante originales . Los usuarios pueden comentar. Eso sí, aquí ya fuera del anonimato, ya que es necesario crearse un avatar o comentar desde las redes sociales.
El éxito y la proliferación de este tipo de redes sociales se debe a que «el conflicto nervioso puede resolverse con muy poco coste. Al contarle un secreto a un desconocido liberas ésta tensión psicológica sin tener consecuencias sociales aversivas». «Quien cuenta un secreto por estas vías no está buscando una solución, sino airear su carga psicológica».