Todos hemos escuchado aquel refrán que afirma que “a quién madruga, Dios le ayuda” y que hace hincapié en la importancia de ser responsables en nuestra labores diarias y dejar de lado la pereza. Parte del éxito para conseguir, literalmente, aprovechar mejor el día es empezar la jornada más temprano. Pero antes de empezar a despertarnos antes de que cante el gallo, hay que crear una serie de rutinas que nos ayudarán a potenciar nuestra capacidad para rendir más y mejor.
En este sentido, el hábito de madrugar se asocia al éxito profesional y personal.
Michelle Obama, Tim Cook, Richard Branson, jugadores de la NBA o miembros de la realeza, son algunos de los seguidores de los consejos que el experto en liderazgo Robin Sharma del libro desgrana en su libro El Club de las 5 de la mañana, publicado a finales de de 2018, y que como su título indica, nos invita a salir de la cama cuando todavía no ha salido el sol.
Hábitos para toda la vida
El gran quid del estilo de vida que promulga el libro de Sharma es un cambio de hábitos matutinos para aprovechar las horas más tranquilas del día. El motivo es que se trata de una franja horaria en la que la mayoría del mundo está en silencio: nadie nos llama ni envía correos electrónicos y muy pocas cosas suceden en el mundo exterior. El autor argumenta que al tomar el control de las mañanas, el individuo consigue dar un empuje a su vida antes de que la jornada comience de forma oficial.
Siguiendo sus consejos, los primeros 60 minutos del día se dividen en tres fracciones de 20 minutos cada una donde dedicaremos las siguientes actividades en un mismo orden: los primeros 20 minutos se destinan a la actividad física, sea cual sea, pero que implique movimiento. Así, liberamos dopamina y con ella nuestros niveles de energía y positivismo aumentarán.
La segunda franja la dedicaremos a mirar la agenda para repasar lo que tenemos planeado y lo que nos deparará el día. Iremos un paso más allá para refrescar nuestra memoria sobre las metas que nos hemos fijado para el mes y para el trimestre.
Los últimos 20 minutos serán para leer, meditar, observar o estudiar algún aspecto que contribuya a nuestro crecimiento individual. Puede estar relacionado con nuestra actividad laboral o simplemente algo que nos relaje o sea de interés. Según Sharma, dedicar las primeras horas del día a realizar estas tres actividades permite lograr un 95% de lo que conseguirán el resto de las personas a lo largo del día.
Una vez comienza la jornada laboral propiamente dicha, aplicamos la fracción 60/10, es decir, una hora de trabajo intenso interrumpido por diez minutos de descanso que podemos dedicar a lo que queramos.
Afirman los expertos que se tarda entre 21 y 66 días en crear un nuevo hábito pero que una vez transcurrido este tiempo y si hemos interiorizado bien esta nueva rutina, permanecerá con nosotros el resto de nuestra vida.
Se recomienda seguir cuatro pasos a la hora de crear un hábito nuevo: primero, la motivación que te hace comenzar; segundo, el ritual, identificar aquello de lo que se quiere hacer un hábito; tercero, la recompensa o premiar nuestro esfuerzo; y cuarto, la repetición que nos permitirá integrar esta nueva rutina.
Lo importante es el fin, no los medios. Entonces, podemos hacer nuestra vida más fácil implementando un período de adaptación, es decir, en este caso, despertándonos un poco más pronto cada día hasta conseguir hacerlo a las cinco de la mañana.
Beneficios para la mente y el cuerpo
Robin Sharma señala tres beneficios de madrugar y comenzar el día dividiéndolo en tres franjas diferenciadas. El primero son las sensaciones positivas y energizantes de practicar ejercicio, efectos que perduran a lo largo de todo el día.
El segundo es la satisfacción que provoca tener el control sobre lo que va a suceder, profesionalmente, a lo largo del día, sin perder de vista lo que queremos conseguir a medio plazo y celebrar los progresos realizados que nos acercan un poco más a la meta.
El tercer y último tiene que ver con el placer que genera nadar contracorriente, es decir, el hecho de estar despiertos mientras el resto del mundo nos empodera. La ausencia de actividad exterior nos facilita una mayor concentración, ser más productivos y evitar distracciones digitales.
Robin Sharma desarrolló este concepto hace más de veinte años, cuando empezó a aplicarlo con sus clientes, obteniendo como resultado un incremento productivo, una mejor salud y una mayor serenidad a la hora de enfrentarnos a los tiempos complejos que estamos viviendo. Su blog incluye artículos y podcasts sobre temáticas como el liderazgo o qué herramientas utilizar para incrementar nuestra productividad.
Foto de Vintage creado por luis_molinero – www.freepik.esFoto de Andrea Piacquadio en Pexels