Por Víctor J. Pérez, codirector de Metaverse Executive Program (METAEX)
Un año después de su pico de popularidad, parece que el Metaverso sigue más vivo que nunca. Meta continúa liderando la batalla por la Realidad Virtual, Pico (adquirido por Bytedance, empresa matriz de TikTok) acaba de aterrizar en Europa apostándolo todo a su nueva conquista, los analistas de Apple vaticinan la llegada inminente en 2023 de su primer casco de Realidad Mixta a nuestros hogares y otras empresas como Google o Samsung han dejado también claro que siguen investigando para sacar nuevos dispositivos.
En paralelo, la visión menos inmersiva aunque más accesible del nuevo Internet Tridimensional a través de Web y ordenadores continúa también su escalada entre proyectos basados en Blockchain y Web3D.
¿Estamos entonces ante una revolución inevitable? Superada la primera fase de negación, ¿cuál es el objetivo de esta nueva ola y en qué tipo de sociedad queremos vivir como resultado?
POSIBLES FUTUROS
Guiados por la imaginación, es inevitable acudir entonces a algunas referencias culturales que nos han ido enseñando los posibles futuros a los que nos dirigimos. Matrix, Ready Player One, Black Mirror o la más reciente Cyberpunk 2077: Edgerunners (Netflix) ponen sobre la mesa futuros distópicos en los que el ser humano y la tecnología se unen en medio de un contexto social de pobreza y catastrofismo.
Aunque también es entendible pensar que, si no hacemos algo diferente, podríamos acabar viviendo algunas de esas realidades: pandemias, cambio climático, crisis económicas, adicciones a la tecnología, violencia, cyberbulling… son algunas señales que nos llevan a pensar en que es el momento de proponernos construir un Metaverso en el que sostenibilidad y tecnología convivan en armonía.
En el lado opuesto de la balanza, nos encontramos con esta visión del Metaverso que puso sobre la mesa Mark Zuckerberg a través un vídeo que más de una persona tachó entonces de utopía blanqueada, mientras otras como el CEO de Niantic (Pokémon Go), se atrevieron a calificarlo como la amenaza clara de una pesadilla distópica. ¿Quién tiene entonces la razón? ¿Es el Metaverso la promesa de una utopía irrealizable o una distopía a evitar?
EL METAVERSO COMO OPORTUNIDAD
Podemos decir la sostenibilidad consiste en satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer a las necesidades de las generaciones futuras, al mismo tiempo que se garantiza un equilibrio entre el bienestar social, el crecimiento de la economía y el respeto al medioambiente. De esta definición, podemos sacar tres ejes sobre los que el Metaverso podrá emerger como oportunidad (o amenaza) en nuestro camino al futuro.
1. Sostenibilidad individual y social
El desarrollo de nuestra nueva identidad virtual basada en avatares podría traer consigo mayor diversidad y libertad de expresión. Pero también hay quien pone sobre la mesa el riesgo de desarrollo de nuevos problemas de autoimagen, como ya hemos vivido en el desarrollo de las redes sociales.
Por otro lado, la accesibilidad será otra de las claves de este nuevo Internet: el acceso a estas nuevas tecnologías por todas las capas sociales o diseñar teniendo en cuenta las diferentes capacidades auditivas, visuales, motoras o cognitivas de las personas será importante si no queremos dejar atrás a una parte importante de la población.
En este sentido, soluciones de software o tecnologías futuras como la Inteligencia Artificial podrían ayudar a reducir estas barreras. Y no solo hablamos de discapacidades, sino también de barreras culturales e idiomáticas. Un ejemplo de esto es el prototipo de gafas de Realidad Aumentada que ha anunciado recientemente Google:
Nos encontramos además ante una Web 3 que promete devolver al usuario su capacidad de co-creador de mundos virtuales y experiencias junto a las marcas, siendo a su vez más dueño que antes de sus propiedades virtuales gracias al Blockchain. Pero, ¿seremos lo suficientemente libres como para que conviertan en ley la interoperabilidad tecnológica? ¿O nos encontraremos atados a Meta, Apple o Google si comenzamos a desarrollar nuestra identidad en sus soluciones?
Hace poco hemos asistido a la creación del Metaverse Standards Forum, una pista de que las compañías saben a partir de ahora tendrán que empezar a hacer algunas cosas de forma distinta o, progresivamente, irán perdiendo usuarios activos en sus plataformas.
2. Sostenibilidad política y económica
Si hablamos de Blockchain, esta tecnología pretende en último término aumentar la democratización de la sociedad a través de la descentralización de datos y decisiones, devolviendo el poder a sus consumidores después de unos años en los que sienten que este ha estado más concentrando que nunca en ciertos gigantes tecnológicos.
Conceptos como DAO (Organizaciones autónomas descentralizadas) o DeFi (Finanzas descentralizadas), traen tras de sí la promesa de dejar de depender a todos los niveles de organizaciones con objetivos meramente económicos, pasando la batuta a los propios consumidores que se auto organizarían gracias a la ayuda de la ¿imparcialidad? tecnológica.
3. Sostenibilidad ambiental
Porque sí, Internet y la Nube contaminan. Los cables submarinos, los centros de datos y las horas diarias que pasamos enviando emails, haciendo videoconferencias o viendo películas en nuestras Smart TVs arrastran consigo un impacto ambiental que se mide en CO2, agua y territorio. Por eso las compañías, tanto por regulación como porque ven cómo los clientes dan cada vez más importancia a este aspecto, tienen planes a 5 o 10 años para reducir su impacto negativo en nuestro planeta (ejemplo: plan 2030 de Microsoft Azure).
Porque si Internet contamina, el Metaverso lo hará todavía más si no cambiamos el modelo energético que hay detrás, ya que la tridimensionalidad y la conectividad continua traerán consigo un aumento en el consumo de datos. Pero también cabe pensar el Metaverso reducirá a su vez la contaminación ambiental al producirse menos desplazamientos con casos de uso como el trabajo virtual inmersivo o los conciertos en realidad virtual.
NEGACIONISMO VS CONSTRUCCIÓN
En definitiva, de cómo enfoquemos y demos solución a estos tres ejes dependerá que dejemos atrás utopías y distopías y que podemos vivir en una sociedad mejor de lo que es hoy en día.
Pero quizá lo más importante sea no caer en el negacionismo. Como seres humanos y algunos, como profesionales en activos, somos parte de la construcción de este futuro y, por ello, debemos usar las herramientas que tenemos a nuestra disposición para evitar que esta nueva evolución de Internet no caiga en sus mismos errores; que recupere quizá sus promesas de origen: la conectividad y el desarrollo de las personas gracias a la tecnología.
Y estaremos bien atentos, porque puede que una de las claves para este dilema sea un término cada vez más popular: el humanismo tecnológico.