Tanto de cara al futuro como al presente, la educación digital es un elemento fundamental y básico para el desarrollo de cualquier región. El peso de las competencias digitales ha ido en aumento hasta hacerse omnipresente en cualquier sector. A día de hoy no hay ningún ámbito de la economía o la sociedad ajeno a la digitalización. La formación es indispensable. ¿Está Europa bien posicionada de cara a los desafíos del futuro?
¿Cómo está la digitalización europea respecto a otras regiones?
El Viejo Continente es un entorno regulatorio complejo y territorialmente fraccionado. El mismo esquema fluvial que fomentó la división de decenas de países y escindió las lenguas durante milenios viene bien para lanzar pequeños experimentos localizados que son copiados rápidamente por los vecinos. Pero, como resultado de este modelo, la industria digital ha ido a la zaga.
Prueba de ello es que en Europa no hay casi ninguna empresa digital puntera de ámbito mundial, y que casi todos los servicios usados tanto a nivel usuario, empresarial e incluso académico o estatal son herramientas estadounidenses y, cada vez más, chinas. En el territorio europeo no hay ningún Google, Apple, Facebook o Amazon, pero tampoco hay Baidu, Alibaba, Tencent o Xiaomi.
Durante las últimas décadas, Estados Unidos ha marcado el paso mundial gracias a entornos de tipo cluster como Silicon Valley y herramientas de captación de talento como los visados H-1B. Ahora, países asiáticos como Singapur, China o Corea del Sur aceleran en esta carrera gracias a entornos de alta densidad empresarial que fomentan la innovación digital y la formación.
Por desgracia, el fraccionamiento territorial (e identitario, idioma mediante) europeo hace que sea difícil consolidar una estrategia regional unificada, como sí ocurrió en el norte de América durante el siglo pasado y actualmente en China. Y la misma falta de unidad espacial es la que se refleja en la falta de digitalización de América Latina y otros territorios como África.
¿El resultado? Por países, Singapur, Luxemburgo y los Estados Unidos lideran la digitalización mundial, según ‘Digital Readiness Index 2019’ (Cisco), aunque por regiones más amplias Norteamérica es seguida de cerca por el Norte de Europa y Australia. Un eje occidental a punto de cambiar por el peso cada vez más elevado de Japón, Corea del Sur, Singapur y China.
Europa diseña su ‘Plan de Acción de Educación Digital’
Conocedora de sus errores históricos durante las últimas décadas, y del tropiezo en la entrada digital del siglo XXI, la Comisión Europea trazó durante 2020 las prioridades estratégicas del ‘Plan de Acción de Educación Digital (2021-2027)’, para lo cual lanzó una consulta pública y participativa para ciudadanos y actores (stakeholders) de la educación digital, con foco en el impacto de la COVID-19.
El primer gran punto del plan educativo digital es favorecer la aparición y consolidación de un “ecosistema educativo digital de alto rendimiento”, lo que a su vez exige de infraestructuras, conectividad y equipos digitales, un enfoque educativo planificado hacia capacidades digitales eficaces (y actualizadas), centros de mejor calidad con profesores formados en nuevas competencias, así como contenidos de mejor calidad que respeten el proteccionista marco ético y de privacidad. Evidentemente, no será fácil.
Este plan de digitalización, al igual que los planes quinquenales chinos o la política casi generacional de los visados estadounidenses, juega en el largo plazo. También en la unificación del territorio, algo históricamente complicado en Europa. Dentro de estas líneas generales, la Comisión europea espera desarrollar un marco europeo que aproveche la diversidad cultural.
Esta diversidad cultural —con 24 lenguas oficiales, frente a un Estados Unidos en el que todos los estados hablan inglés y una China con el mandarín como lengua vehicular— ha sido una de las barreras históricas para el intercambio de información que da lugar al conocimiento. Ahora se pretende usarlo como punto fuerte en materia de innovación cultural.
Otra herramienta básica para hacer viable este plan es “contribuir a la conectividad de alta velocidad de los centros educativos y a la conectividad dentro de las escuelas”. Es decir, hacer más cortos los trayectos entre ellas, algo que depende de factores como mejores infraestructuras de transporte y la relocalización de los centros educativos en las grandes urbes, en lugar de contar con campus aislados a las afueras.
¿Cómo llevamos los europeos nuestras capacidades digitales?
Lo cierto es que las capacidades europeas en materia de digitalización son muy dispares. Tanto entre países como dentro de los propios estados. Según el ‘Índice de Sociedad y Economía Digital’ (DESI), países como Finlandia, Suecia o Dinamarca puntúan alto en todas las capacidades (conectividad, capital humano, uso de internet, integración de tecnología digital y digitalización de los servicios públicos), mientras que países como Rumania, Grecia o Bulgaria van a la zaga.