Como destaca la antropóloga Amber Case en Calm technology (O’Reilly, 2014), la tecnología no debe suplantar las habilidades humanas, pero sí complementarlas e incluso ampliarlas. Es precisamente en este contexto de valor añadido que Senén Barro Ameneiro, doctor en física y Director del Centro Singular de Investigación Independiente de la Universidad de Santiago de Compostela (CiTIUS), propone el cubo de la ‘innomatización’ inteligente como brújula en innovación.
La ‘innomatización’ es un punto de equilibrio notablemente difícil que requiere un compromiso entre estar abiertos a la innovación, una empresa que forme a sus empleados en competencias digitales y una dirección que sepa liderar a sus trabajadores.
Las máquinas nos desplazan…
Históricamente, la automatización y las máquinas han desplazado a un número importante de trabajadores. Los faroleros que encendían el alumbrado público de gas dejaron de existir, como también lo hicieron los neveros y ascensoristas o el grueso de mano industrial. Se cree que la conducción autónoma jubilará para siempre a millones de chóferes en todo el mundo. Como previsión general, se estima que para 2030 habrá un desplazamiento de unos 20 millones de empleos.
Pero lejos de montar una revuelta neoludita contra máquinas que realizan “un trabajo peligroso, lento por otra parte, y absolutamente ingrato”, en palabras de Senén Barro en Inteligencia artificial para los negocios (Lasse Rouhianen, Anaya, 2021), conviene darse cuenta de que las máquinas fuerzan nuestro traslado hacia puestos en los que destacan nuestras capacidades innatas.
…expulsándonos al área de innovación
Decía el minidocumental ‘Mi empleo, mi futuro’ de la Fundación COTEC para la Innovación que la automatización nos permite desarrollar ese conjunto de habilidades blandas en las que el cerebro humano es bueno. Y no, no es realizando trabajo repetitivo, especializado o basado en datos, sino uno fundamentado en la creatividad, el pensamiento crítico, la comunicación y, sí, en destilar información de los datos.
La innovación produce innovación porque automatiza funciones de ‘bajo nivel’ en las que las personas nos defendemos muy mal en términos de productividad, moviéndonos hacia puestos en los que lo que hacemos aporta mucho más. Es el motivo por el que hay más soldadores industriales robotizados que humanos.
¿Qué es el cubo de ‘innomatización’?
Propuesto por Senén Barro, el cubo de ‘innomatización’ sintetiza tres ejes clave para la innovación y ocho vértices con los que construir una matriz tridimensional en la que ubicarnos a nosotros mismos y a nuestra competencia. Muy resumido:
- El eje horizontal en el plano frontal muestra la adopción de tecnologías inteligentes, o basadas en inteligencia artificial. Por supuesto, no son suficientes, dado que en el extremo 4 se encuentran inversiones de baja o nula rentabilidad a largo plazo. No se puede innovar solo con tecnología.
- El eje vertical desarrolla precisamente esa inversión en capital humano, en la que se incluye el aprendizaje y capacitación de los trabajadores. De nuevo, el vértice 2 muestra la dificultad para retener talento en condiciones de solo formación.
- El eje horizontal perpendicular lateral apunta al liderazgo de la dirección, un tipo de innovación sin el cual es difícil marcar una estrategia coherente, y que carece de futuro a largo plazo porque requiere de otros elementos básicos (5).
Cuando se dan los dos primeros factores pero no el tercero, da lugar a un aumento de la competitividad a corto plazo [7], pero no a medio ni largo. De darse solo los dos últimos, estar a la vanguardia solo aportará una ventaja temporal [3] en mercados específicos por haber llegado los primeros, pero a largo plazo se pierde la ventaja con la entrada de más actores y más ‘rivales’. El cumplimiento de solo la primera y la última da lugar a la dificultad de consolidar la posible innovación inicial [6], por muy interesante que fuese.
Objetivo empresarial: ‘innomatización’
Barro define la ‘innomatización’ (8) como el vértice óptimo hacia el que las empresas que quieren tener futuro deben tender, siendo el extremo 1 lo opuesto. Por descontado, se trata de una meta siempre inalcanzable y utópica, pero no por ello renunciable. Como adelantábamos, el cubo puede ser usado para comparar empresas, como ya ocurría con un análisis DAFO en cierto sentido.
Aquellas compañías que adelanten una o varias posiciones a otras contarán con ventaja, que se verá reforzada de tomar la delantera en todos los vértices. Aunque limitado (todos los análisis empresariales lo son), el cubo de la ‘innomatización’ persigue objetivos aparentemente secundarios para las empresas como terminar con el desempleo por automatización y con la brecha entre ganadores y perdedores, además de otros relacionados con la cohesión social.
Expresado de otra forma, la ‘innomatización’ es un punto virtuoso que permite a las empresas orientar una estrategia de éxito empresarial y hacerla convergente con otras metas de la sociedad como puedan ser los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1 (fin de la pobreza), 4 (educación de calidad), 8 (trabajo decente y crecimiento económico) y por supuesto, todos los relacionados.
Foto: Jason Goodman (Unsplash)
Ilustración: Senén Barro Ameneiro para el Foro Económico de Galicia.