Por Mauricio Cabrera
El cóctel suena muy masculino. Finanzas, negocios y tecnología. Y así fue desde que empezó a hablarse de blockchain. Pero la realidad empieza a mostrar un giro contundente hasta convertir a esta industria en una con más presencia femenina que Silicon Valley.
Los números no eran alentadores en 2018. Un estudio señala que en 100 startups de distintas categorías basadas en blockchain, el porcentaje de mujeres empleadas era de apenas el 14.5%, mientras que en materia de managers se reducía al 7%. En 78 de esos 100 startups no había ni siquiera una mujer en puestos de liderazgo.
A esa fórmula de por sí masculina, debía sumarse un estigma que cargaba el blockchain: su potencial relación con el crimen, las drogas y la pornografía, lo que hacía que las mujeres se alejaran. Pero las proporciones han cambiado tanto como la percepción en torno al potencial de blockchain y el modo en que puede revolucionar el mundo de los negocios.
Un 12% de representación femenina es aún insuficiente, pero significa una notable mejoría contra el 5% que se registraba en 2018, de acuerdo a CoinDance. Más alentador que la estadística es el hecho de que cada vez son más las mujeres que no solo participan en el entorno de las criptomonedas, sino que son las responsables de crear e impulsar proyectos que renuevan la percepción respecto al blockchain y lo que puede surgir a partir de él.
Hester Peirce, “The Crypto Mom”
Su nickname describe su carácter. Esta abogada financiera de más de 40 años se ha convertido en la mayor defensora de las criptomonedas en Estados Unidos. Es Comisionada en la US Securities and Exchange Commission (SEC), y es vista como un referente absoluto en la lucha por buscar que los distintos reguladores internacionales ofrezcan las condiciones necesarias para que las criptomonedas puedan florecer sin que los múltiples intereses que tocan puedan impedirlo.
Ella asume la maternidad de modo distinto. Asegura que siempre quiso ser mamá, pero que no se le dio. Ahora disfruta este nickname como la gran defensora de una industria que nació en guerra con todas aquellas a las que podría derrumbar.
Sally Eaves, “the torchbearer of ethical tech”
Como Peirce, es de nuevo una mujer una de las personas que más ha hecho porque la tecnología impulse el bien común. Combinando sus conocimientos de inteligencia artificial, blockchain y la intersección entre ellos, ha dedicado su trabajo a encontrar mecanismos que garanticen el progreso socioeconómico.
Su obra ha sido reconocida por las Naciones Unidas, que la ha distinguido como la IT Woman of the Year, además de haber recibido el Role Model Award y el Frontier Award.
“Mujeres, consideren las criptomonedas. De otro modo, los hombres se llevarán la riqueza. De nuevo”.
Pocos mensajes como éste ilustran la lucha por la equidad entre hombres y mujeres en la industria. El mensaje lo tuiteó Alexa Bonatsos, una de las 30 for 30 de Forbes en el 2018 en la categoría de media. Su posteo al día de hoy tiene dos mil 300 retuits y más de siete mil likes, cifra nada despreciable para una cuenta con 172 mil seguidores.
La retórica es una constante. Tanto en países desarrollados como subdesarrollados se pide a las mujeres no esperar a que los hombres les abran las puertas. El fenómeno no es un hecho aislado, como puede comprobarse con casos como el de la baronesa británica Michelle Mone, quien lanzó su propia criptomoneda para impulsar el interés de las mujeres por invertir en el sector tecnológico o Neuralia, empresa creada por la italiana Katerina Ferrara con la intención de erradicar las diferencias de género en la industria del blockchain.
Las mujeres siguen derribando puertas. La del blockchain es una de las más grandes oportunidades de seguir haciéndolo. No solo para provocar una nueva repartición de la riqueza, sino para repartirla mejor.