Cuando una marca es conocida, significa que sus dueños ya han invertido grandes cantidades de dinero en branding y publicidad, y posiblemente lo seguirán haciendo. Por lo que ya tendrás un grupo de personas que están listos para consumir. En el caso de una marca nueva, el trabajo más grande será poder colocarla en la mente de los consumidores. A continuación, hablaremos de las ventajas y desventajas de las marcas propias y ajenas.
Uno de los grandes inconvenientes de vender una marca ya conocida es la competencia. Si consigues que el proveedor te dé los permisos para vender sus productos, eso quiere decir que no eres el único y que muy probablemente dicha marca se maneje de esa forma, dando sus productos a terceros para que los vendan por ellos. Si esto pasa, te enfrentarás a una guerra de precios interminable.
Si tienes suerte y llegas a descubrir una marca con potencial que muy pocas personas conocen y empiezas a vender, puede también llegar a ser una dificultad pues tanto el proveedor como la competencia te intentarán saltar para ofrecer el producto a un mejor precio que el tuyo.
Sin duda, ofrecer una marca nueva o un producto nuevo es un riesgo aún mayor. Sin embargo, al final se puede ver compensado por los beneficios que esto conlleva si todo sale conforme al plan.
Comenzar con una marca desde cero es una difícil tarea, pues se tendrá que hacer una gran inversión si se quieren tener ganancias pronto. Marketing, branding y redes sociales son algunos de los gastos que tendrás que hacer para que las personas conozcan tu producto.
Es evidente que no podemos aventurarnos a crear una marca cualquiera y salir al mercado. Si se quiere que un nuevo producto en el mercado funcione, hay que hacer un estudio que dé a conocer lo que el consumidor necesita. Con base en esta información, podemos generar un producto con un valor agregado que sea atractivo para el usuario.
A la fecha, ya son muchas las formas que existen para poder ofertar productos en línea y ampliar el mercado más allá de la frontera. Para empezar, tenemos “market places” como Amazon o Ebay que permiten ofrecer productos en todos los continentes, en todos los idiomas. Una vez que tu producto sea un éxito y tus ventas se eleven, podemos entonces pensar en abrir nuestra propia ecommerce. De esta forma el riesgo se reduce y si no llegáramos a conseguir nuestro objetivo, las perdidas serían mínimas.
Dejando a un lado las diferencias entre una marca propia y un proveedor, es importante definir de manera concisa el público al que deseas llegar y la problemática que deseas atacar. Una vez definido, da un valor agregado que llame la atención al usuario. Por último, haz que tu producto llegue a todo el mundo: recuerda que en este mundo digital ya no hay límites.
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