Miles de escuelas se vieron obligadas a cerrar y cerca de 1.2 billones de alumnos en 186 países han sido afectados, y no solo se trata de niños y adolescentes, también hablamos de adultos.
Incluso antes de la pandemia se había registrado un considerable crecimiento y adopción en tecnología educativa, con inversiones globales en Edtech que de acuerdo con información del World Economic Forum alcanzaron los $18,66 mil millones de dólares en 2019, proyectando que el mercado general para la educación en línea alcanzaría los $350 mil millones de dólares para el año 2025.
Desde aplicaciones de idiomas, tutoría virtual, herramientas de videoconferencia, software de aprendizaje en línea, automatización y herramientas de manejo de data; más que nunca ha quedado evidenciado lo poco preparado que estaba el mundo y lo mucho que falta por hacer.
Podría parecer que las menos preparadas eran las escuelas para niños y adolescentes, sin embargo, cientos de instituciones de formación especializada y avanzada han tenidos serios problemas al tener que mudar su operación completa de la noche a la mañana a un formato online, y sin los conocimientos adecuados para funcionar y brindar los servicios de una manera óptima.
Lo anterior crea una mala experiencia para los usuarios, aunado al estrés y la incertidumbre que se vive por la crisis económica y los índices de despidos al alza, pueden parecer motivos suficientes para no priorizar la educación en estos momentos. Sin embargo, no podría ser peor momento para decidir no invertir en actualización y preparación.
Cursos en línea y formaciones que se contemplaba registrarían un pico de crecimiento exponencial ante la crisis por COVID-19, solo han presentado un ascenso del 11%, muy por debajo de lo que expertos esperaban.
Si el mundo ha cambiado y el resultado final aun se desconoce, la industria y los negocios también sufrirán una transformación radical para lo cual es necesario tener la educación adecuada con el fin de evitar ser parte de los damnificados por el COVID-19.
La actividad digital de los adultos ha pasado del 40 al 90% en cuestión de semanas
Es por ello que resulta primordial en estos momentos aprovechar en la medida de las posibilidades de cada uno, tomar formaciones y cursos que ayuden a los individuos, equipos y empresas a estar actualizados, preparados y relacionados con el lenguaje, principios y herramientas de la llamada Transformación Digital o Digitalización; los cuales permitirán en un corto plazo solucionar muchos de los conflictos que en estos momentos están siendo el talón de Aquiles para cientos de negocios en todas las industrias.
Si bien es cierto que para niños y adolescentes el cambio a digital fue un tanto más natural y orgánico, en relación con los adultos quienes no estaban del todo habituados a llevar una vida virtual, el nivel de adaptación rápida ha sido por demás favorable.
Usualmente una persona adulta virtualmente activa podía registrar hasta un 40% de actividad digital (por uso de mail, Internet, herramientas y redes sociales básicas). Actualmente la actividad virtual de los adultos se ha disparado exponencialmente, teniendo una vida digital incluso más activa que el sector joven, llegando a registrar hasta un 90% de actividad digital diaria.
Aunado a lo anterior, se suman otros factores importantes que anteriormente no representaban un problema significativo como lo es ahora. Un claro ejemplo es la conectividad. Tener Internet malo es uno de los elementos que ha detonado la demanda y evidenciado las carencias de muchos suplidores de estos servicios.
Estudiantes retienen entre un 25 y 60% más de material cuando aprenden en línea, en comparación con solo el 8-10% en un aula
También existe la duda. Muchas personas -principalmente adultos apegados a otros usos y costumbres- piensan que el aprendizaje en línea es de menor calidad y no tan efectivo como el aprendizaje en línea, lo cual no podría estar más alejado de la realidad.
Para quienes tienen acceso a la tecnología adecuada, como una buena conectividad, existe evidencia de que el aprendizaje en línea puede ser incluso más efectivo que el presencial. Algunas investigaciones publicadas por el WEF, muestran que los estudiantes retienen entre un 25 y 60% más de material cuando aprenden en línea, en comparación con solo el 8-10% en un aula. Esto se debe principalmente a que los estudiantes pueden aprender más rápido en línea. El aprendizaje electrónico requiere un 40-60% menor de tiempo que en un salón de clases tradicional porque los estudiantes pueden aprender a su propio ritmo, retrocediendo y releyendo, saltando o acelerando a través de los conceptos que elijan.
Además, está el hecho de que no tienen que perder tiempo en traslados, lo que facilita en casos de grandes ciudades, el tener una mejor y más relajada actitud para poder aprender.
La nueva realidad digital ha revelado que el potencial es ilimitado y la educación quizás nunca vivió un momento tan prometedor.