Por Fabián Lira (redacción ISDI)
En los últimos años más que nunca los planes estratégicos han sufrido una debacle y perdido popularidad entre varios profesionales, en gran parte debido al escenario de incertidumbre y constante cambio en el que vivimos actualmente. Por un lado, están los cambios provocados por la pandemia, por otro, están los cambios que suceden por el ritmo habitual en la acelerada evolución tecnológica. Sin embargo, continúan prevaleciendo y la razón es porque pese a todo, funcionan y son un elemento clave en la visualización de metas y estrategias de un negocio y para clientes.
Hacer una buena o deficiente planeación estratégica puede ser la diferencia entre el éxito y el desastre, por ello a continuación destacamos algunos de los errores más comunes que debes evitar al momento de crear o diseñar un plan estratégico.
1. Plan estratégico no concreto
Es muy usual encontrar planes estratégicos poco claros, imprecisos o poco concretos. Usar lenguaje rimbombante “estratégico” y abstracto para parecer que decimos mucho y sabemos de lo que hablamos, sin decir nada es algo que debemos evitar a toda costa. Es importante ser claro en responsabilidades y metas a alcanzar. Hay quienes aseguran que una estrategia debe ser abstracta ya que si es muy concreta pasa a territorio táctico u operativo, lo cual es mentira. El plan estratégico refiere la dirección general de una organización hacia el futuro y esa dirección debe ser expresada en la forma más clara y detallada posible.
2. Poca coherencia
Es usual encontrar estrategias que contienen muchas ideas distintas, que si bien pueden ser útiles por separado, no lo son de forma integral al sumarlas en un todo coherente, provocando que los equipos se sientan perdidos y abrumados. Un plan estratégico debe ser sencillo, sus diferentes componentes o secciones deben encajar a la perfección uno con el otro, de esta manera se podrá entender cómo pese a todas las acciones e ideas, la estrategia engloba un fin común simple y entendible.
3. Poca distinción
Les ha pasado alguna vez que leyendo una estrategia se preguntan ¿no es esto lo que estamos haciendo, no es lo mismo que hicimos hace un año? Una buena planificación estratégica debe distinguirse no tanto de la competencia, sino más bien, de lo que la misma empresa ha venido haciendo y de la estrategia previamente aplicada. Es muy usual que las empresas o equipos tomen la antigua estrategia y solo hagan una reinterpretación o una nueva versión de la ya existente, manteniendo así muchas veces los mismos errores y viejas formas de trabajo que no necesariamente son la forma ideal ni más exitosa. Esto resulta en un sesgo de confirmación en el que las personas buscan lo que esperan y ven solo lo que confirma que ya saben. En resumen, una estrategia redundante y poco innovadora.
4. Convincente
La estrategia debe poder convencer con bases e información sólida de por qué las propuestas contenidas son la mejor opción para la organización y su futuro. Debe incluir una comparativa con los resultados y la estrategia anterior para solidificar los argumentos de su fuerza. Hay muchas ocasiones en las que esto no sucede y solo se construye con base en la metas y ejercicios ejecutados con recolección de memoria medianamente exitosa, lo que no necesariamente quiere decir que sean las acciones que deban seguirse aplicando.
5. Poco accionable
La falta de una clara orientación y guía de acción es un error muy común en los planes estratégicos. Debemos recordar que una estrategia se diseña con el fin de provocar un cambio y una mejora en la empresa, sus resultados y el mindset de sus equipos; esto significa que deben promover acciones y mostrar a las personas lo que se debe hacer y el plan claro para lograrlo con entendimiento por fases, de lo contrario podríamos terminar con una gran estrategia que nadie sepa cómo ejecutar ni cuándo hacer qué. Lo anterior no quiere decir que debemos bajar muchos detalles, pero sí una estructura procesable, como por ejemplo una hoja de ruta, que ayude a definir lo que se necesitará en términos de recursos, acciones e intervenciones principales.