Por Fabián Lira (redacción ISDI)
Han pasado algunos días y más allá de la polémica, el escepticismo y las burlas por el nuevo nombre de la compañía “Meta”, que en hebreo significa “muerto”; hay mucho trasfondo que no dejado a nadie ajen@ a la discusión, generando opiniones polarizadas que van desde el apoyo por la innovación por tan tremenda apuesta al llamado metaverso, hasta los detractores que aseguran se trata de una elaborada y apresurada cortina de humo para cubrir algunos otros problemitas.
Pongámonos en contexto. A finales del mes de octubre, Frances Haugen, testificó en el Congreso de EE.UU. denunciando malas prácticas del en ese entonces aún Facebook, Haugen presentó más de 10,000 páginas de documentos internos como revelaciones a la Comisión de Valores y Bolsa, y al Congreso en forma editada. Esto destapó el ahora llamado escándalo de los “Facebook Papers”, quizás el conflicto más grande y serio que ha enfrentado la plataforma desde su lanzamiento en 2004.
En las versiones redactadas revisadas por un consorcio de 17 organizaciones de noticias estadounidenses, se comenzaron a publicar una serie de artículos basados en los documentos internos de la empresa, mismos que ofrecen una visión profunda de la cultura interna de Facebook, su enfoque de la desinformación y la moderación del discurso de odio, la investigación interna sobre su algoritmo de newsfeed y la comunicación interna relacionada con el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, entre mucha más información.
Previamente, The Wall Street Journal había publicado varios artículos basados en cientos de documentos internos de Facebook filtrados por Haugen. Durante su testimonio declaró: «Los productos de Facebook perjudican a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia (…) Los dirigentes de la empresa saben cómo hacer que Facebook e Instagram sean más seguros, pero no hacen los cambios necesarios porque han antepuesto sus astronómicos beneficios a las personas. Es necesario que el Congreso actúe. No resolverán esta crisis sin su ayuda», finalizó enfáticamente.
Los “Facebook Papers” revelaron cómo en una auditoria interna se llevaron a cabo contramedidas tardíamente implementadas luego del ataque al Capitolio de los Estados Unidos, revelando la imagen de un monstruo tecnológico que no estaba preparado para enfrentar y atajar las acciones de movilización llevadas a cabo para la insurrección.
De igual forma se reveló que los empleados de Facebook “alertaron en repetidas ocasiones por la incapacidad de la compañía para frenar la difusión de mensajes que incitan a la violencia en países ‘de riesgo’ como Etiopía, donde una guerra civil ha hecho estragos durante el último año”, según ha reportado CNN.
Los documentos también revelaron información sensible en la que se registra (2018) que traficantes de personas utilizan la plataforma para sus fines delictivos, situación que incluso en 2019 llevó a que Apple amenazara con retirar el acceso de Facebook e Instagram a la App Store, plataforma de la que depende para llegar a millones de usuarios.
Con esto podemos darnos un poco de noción de la precaria situación por la que está pasando Facebook… perdón, Meta; por lo que el repentino anuncio de su cambio de nombre podría tratarse según los expertos de solo una distracción para acallar un poco la presión social y mediática que a nivel mundial se ha ejercido en contra del coloso de Mark Zuckerberg, pero ¿podrá lograrlo?
El 28 de octubre en el marco de la conferencia virtual de Facebook denominada: Connect, se hizo oficialmente el anuncio del cambio de nombre de la compañía ahora conocida como Meta. Si bien la empresa cambió, la aplicación conservará el mismo nombre.
En el evento se presentó la visión de Zuckerberg para el denominado “metaverso”, un entorno virtual inmersivo que Facebook está desarrollando. Aseguran todo se trata de una estrategia quirúrgicamente planificada que lleva años en progreso, sin embargo, algunos afirman que su lanzamiento no estaba planeado aun, y que lo adelantaron para tratar de mitigar la avalancha de problemas y acusaciones que estaba enfrentando la empresa. Y en cierta forma lo lograron, ya que ahora nadie habla más que de Meta y el nuevo mundo virtual de Zuckerberg, lo que también se rumora ha puesto una gran e innecesaria presión en empleados y equipos de todas las aristas de la empresa desde los niveles más altos, hasta los más bajos.
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Kevin Roose en una pieza para The New York Times, plantea “aunque algunos han especulado que el cambio de marca está destinado a distraer la atención de los escándalos más recientes de Facebook, es extraño pensar que anunciar un plan radical para reinventar el mundo digital haría que los críticos fueran menos escépticos sobre los motivos de la empresa”.
Meta cuenta con más de 10,000 personas trabajando en proyectos de realidad aumentada y virtual en su división Reality Labs -el doble que en todo el personal de Twitter-, y planean contratar a 10,000 más en Europa. La compañía anunció que este año gastará alrededor de 10,000 millones de dólares en inversiones relacionadas con el metaverso, y ha estado adquiriendo empresas emergentes de realidad virtual en una suerte de acaparamiento de tierras en el nuevo universo virtual.
El metaverso que imagina Zuckerberg se trata de un mundo virtual limpio e iluminado, al que en un principio se ingresará con dispositivos de realidad virtual aumentada, y después se podrán incorporar sensores corporales más avanzados para que las personas puedan jugar juegos virtuales, asistir a conciertos virtuales, ir de shopping para adquirir artículos virtuales, coleccionar arte virtual, pasar el rato con los avatares virtuales de otras personas o asistir a reuniones de trabajo virtuales; muy al estilo del mundo esbozado por Neal Stephenson en su novela de ciencia ficción “Snow Crash” publicada en 1992.
En un artículo del analista tecnológico Benedict Evans para The Times, afirma que Facebook busca hacerse propietario, no inquilino del próximo gran avance tecnológico después de la invención de los teléfonos inteligentes, y podría ir por buen camino.
Si bien ya existen algunos prototipos como el Horizon World y el Horizon Workrooms, el metaverso se estima sea algo concreto y popular hasta dentro de quizás 10 o 15 años. Y la palabra popular es la clave, ya que al igual que Facebook, Zuckerberg busca que el metaverso sea global y para todos.
Algunas personas -sobre todo de recientes generaciones-, se han emocionado con el concepto, sin embargo, otras tantas ven al metaverso como una amenaza contra la necesidad natural por convivir. Adicional se suma el problema de la seguridad y la privacidad, es inevitable preguntarse si Facebook ha tenido tantos problemas en estos rubros, ¿cómo pretenden garantizar y tener control en un universo aún más basto y virgen como el metaverso? A nivel de publicidad, marketing, para marcas y productos puede resultar the next big thing, pero ¿a qué costo?
Para Roose, un metaverso exitoso podría ayudar a resolver al menos cuatro problemas espinosos que Facebook enfrenta en el mundo real:
1. “El negocio de las redes sociales de Facebook está envejeciendo, los usuarios más jóvenes están abandonando sus aplicaciones por TikTok, Snapchat y otras alternativas más actuales. Si bien este problema aun no los afecta financieramente, los ingresos publicitarios son un indicador rezagado, y hay mucha evidencia de que incluso Instagram -su aplicación supuestamente más saludable-, está perdiendo la atención de los adolescentes y los veinteañeros.
2. El riesgo de la plataforma podría tener solución. Por años Zuckerberg ha expresado su molestia porque las aplicaciones móviles de Facebook se ejecutan en iOS y Android, lo que hace que su éxito dependa en gran medida de Apple y Google, dos empresas cuyas prioridades suelen ser diametralmente opuestas a las suyas. Los cambios de este año en la “transparencia de seguimiento de aplicaciones” de Apple, por ejemplo, afectaron al negocio de publicidad de Facebook al dificultar la recopilación de datos sobre la actividad móvil de los usuarios. En resumen: podría acabar la dependencia que Facebook tiene de Apple y Google, al dirigir a los usuarios a plataformas suyas, como Oculus.
3. Podría deshacerse del riesgo regulatorio. La empresa no está en peligro, pero los reguladores están haciendo tanto ruido para restringir su crecimiento, que tiene sentido hacer apuestas en otras áreas, como la realidad virtual y aumentada, que es menos probable que se regulen a corto plazo”.
4. El último problema es la reputación de Facebook, se ha visto muy mermada en los últimos años, y si bien construir el metaverso no solucionará del todo este problema y muy seguramente los someterá a nuevos escrutinios, podría momentáneamente adquirir un nuevo empuje positivo que resulte en el nuevo concepto tecnológico que cambie el mundo y revolucione las culturas e incluso la forma en la que vivimos, como en su momento lo hicieron las computadoras y los teléfonos inteligentes.
Por esto último Roose asegura sería un error calificar el metaverso de Zuckerberg como una treta mediática para desviar la atención de los muchos problemas que enfrenta la empresa, podría convertirse realmente en algo grande, aunque sí parece ser un gran conducto de escape para los múltiples problemas a los que aun tendrá que enfrentarse su creador.