Por Mauricio Cabrera
Lil Miquela taggea a Seven Eleven. Tiene en sus manos unos Takis Fuego. Y está feliz a partir de la pose que ha decidido adoptar para la fotografia que ha publicado en Instagram. Tiene 2.7 millones de seguidores. 19 años. Y es, a decir de su perfil, un robot de 19 años que vive en LA. En Tik Tok ya cuenta con 2.2 millones de followers que le han dado más de 18.8 millones de likes. Una ventana al futuro, un nuevo desafío u oportunidad para quienes quieran promocionar su marca.
El desarrollo de influencers virtuales como Lil Miquela, Shudu Gram (modelo virtual que ya fue considerada como la musa de Rihanna en el lanzamiento de su marca de cosméticos “Fenty Beauty”) y Blawko, creado en 2019 por el mismo colectivo que diseño a Lil Miquela, es el resultado de la intersección de dos mundos: el de la inteligencia artificial, que se estima que reciba 35 mil millones de dólares durante los próximos años de inversión, y el del influencer marketing, sector que hoy vale mil millones de dólares y que según estimaciones alcanzará los 15 mil millones de dólares de valor en los años venideros.
Para las marcas, los influencers virtuales presentan una serie de beneficios sobre los embajadores humanos, a continuación menciono algunos de ellos:
Sin problemas de agenda
Los influencers virtuales a diferencia de los humanos, no tienen limitantes de tiempo. Pueden estar donde se les pida, sin implicaciones de tiempo y sin gastos en traslados.
Un mundo perfecto
Este punto genera controversia dado que el influencer virtual, a partir de la decisión humana de mostrar el mundo con una perfección que dista de la realidad, no tendrá ni las deficiencias ni las carencias, a menos que así se decida, que un ser humano. Sin embargo, distintos defensores del influencer marketing virtual, apuntan que estos “filtros” tecnológicos no son tan distintos a los que los seres humanos utilizan para mostrar su vida “perfecta” a través de Instagram.
Menores riesgos de escándalo
Salvo que los seres humanos detrás de los influencers virtuales cometan un error de criterio en las actividades públicas de los avatares, no tendría por qué haber polémica sobre lo que un influencer virtual hace de su vida. Uno de los máximos contratiempos de las marcas en su relación con los influencers es el de blindarse ante escándalos que puedan protagonizar sus embajadores, lo que con frecuencia termina afectando la imagen de la marca.
Tú eres el dueño de tu influencer
Hasta la fecha, aunque Messi no haya podido salir del Barcelona por un contrato firmado, sigue viéndose como imposible que una marca sea propietaria de una persona. Pero eso cambia con los influencers virtuales, que son, si así lo queremos, la evolución natural de marcas que han desarrollado personajes que tienen su propia voz y relación con las audiencias. Por citar algunos ejemplos, Peanuts tiene a Mr. Peanut, Kool-Aid a Kool-Aid Man y Maestro Limpio al superhéroe de la limpieza. Esos ejercicios de storytelling y marketing encontrarán nuevas oportunidades con el desarrollo de influencers virtuales, que si bien pueden ser desarrollados por un estudio para después buscar monetizar con diversas marcas, también podrían ser parte de la propia marca, lo que le garantizaría un control absoluto sobre los mensajes que emite.
¿De qué modo una marca podría beneficiarse con un influencer virtual?
– Empatía: aunque pudiera pensarse que un influencer virtual no generará una sensación de cercanía con los usuarios, se ha validado que este tipo de influencers tienen tres veces más engagement en promedio que un ser humano.
– Propósito: las marcas suelen padecer al momento de asumir su postura sobre distintas causas sociales. ¿Por qué? Porque hablar en tercera persona será siempre más complicado que hablar en primera. Y porque esas causas que se defienden muchas veces emergen como contradicción ante el producto que se está ofreciendo. La creación de influencers virtuales podría contribuir a la elaboración de un mensaje más orgánico. Lil Miquela, por ejemplo, defiende el movimiento “BlackLivesMatter” en su cuenta de Instagram.
– Atención a cliente 24/7: hasta ahora el servicio de atención a cliente en digital ha sido distante, un tanto frío. Un correo electrónico en que una “persona” te dice estar al pendiente. Un mensaje a través de un chatbot en el que la mayoría de las veces te das cuenta que estás hablando con un robot. Un influencer virtual podría convertirse en el asesor de todos y cada uno de los clientes de tu empresa.