Por Fabián Lira (redacción ISDI)
¿Sabías que el 19 de noviembre es el Día Internacional de la Mujer Emprendedora? Para conmemorarlo analizamos el escenario actual, los retos y el futuro de este prometedor segmento.
A falta de empleos más flexibles, el emprendimiento ha sido una opción para que las mujeres puedan generar ingreso sin abandonar sus actividades en casa. Esto se ha hecho más evidente para las 4 millones 600 mil mujeres que trabajan por cuenta propia. Sin embargo, la mayoría de quienes aprovechan esta oportunidad se ven forzadas a hacerlo desde la informalidad.
De acuerdo con el estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO); “a marzo de 2021, las emprendedoras representaban 26% del total de mujeres ocupadas en el país. 82% de ellas opera en la informalidad, es decir, 4 millones 286 mil emprendedoras están en una unidad económica sin el reconocimiento de la ley. La informalidad tiende a estar relacionada con menores niveles de productividad, salarios más bajos y falta de acceso a herramientas que permitan a los negocios crecer o acceder a nuevos mercados”.
Este atentado a la competitividad es una de las razones por las que las emprendedoras en el sector formal perciben ingresos mensuales promedio 2.5 veces mayores que aquellas con un negocio informal (9 mil 535 pesos y 3 mil 707 pesos, respectivamente).
De 100 mujeres que solicitan un préstamo para invertir en su empresa, 99% salda su deuda por completo
Con base en datos recolectados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, el IMCO encontró que una emprendedora mexicana promedio tiene entre 25 y 44 años, está casada, tiene uno o dos hijos, ganando 3 mil 707 pesos al mes, con estudios promedio de secundaria y opera en la informalidad.
Uno de los grandes retos es impulsar a que el sector formal abra la puerta a beneficios como financiamiento y capacitación para consolidar emprendimientos y autonomía económica, como obtención de créditos para invertir en sus negocios, acceso a programas de gobierno para emprendedoras como el Programa de Apoyo Financiero para Microempresas Familiares, así como el acceso a seguridad social para las emprendedoras y sus colaborador@s, lo que se traduciría en mejores y mayores ingresos.
El IMCO detectó cinco barreras principales que impiden que las emprendedoras se formalicen:
1.Costo de la formalización
Tan solo en México, el proceso hasta 2019 tomaba de ocho días en adelante para formalizar o iniciar un negocio, este tiempo varía dependiendo del estado o municipio, sobre todo, considerando que muy pocos han invertido en esfuerzos para digitalizar y simplificar sus trámites, por lo que toma más del doble del tiempo estipulado en la normatividad; esto sin contar la carga fiscal.
2. Falta de acceso a financiamientos
En 2018, 65% contaba con algún producto financiero pero menos del 30% tenía un crédito bancario formal. Esto ha provocado que su principal fuente de financiamiento sea de círculos más cercanos como sus familias o amigos.
3. Conocimiento de desarrollo de negocios
68% de las emprendedoras no alcanzan estudios de educación media superior, por lo que pocas dominan conocimientos sobre finanzas, administración, contabilidad y negocios. Tener acceso a una mejor preparación y actualización sería de gran ayuda para las emprendedoras.
Si bien existe data que asegura que México se registra como el segundo país de América Latina -después de Chile-, en el que las mujeres tienen más oportunidades para emprender; en la práctica, la realidad es muy diferente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), solo tres de cada diez Pymes que se crean en México, son encabezadas por mujeres, y solo una de cada cinco logra una permanencia exitosa. Lo anterior significa que solo 19% de los emprendedores en México son mujeres.
El estudio encontró que las principales razones por las que las mujeres deciden emprender son:
> 29% desea tener un negocio propio e independencia
> 20% tiene necesidad de elevar su calidad y nivel de vida
> 20% lo hace por gusto
> 18% busca continuar el negocio familiar
> 13% porque perdieron su empleo y decidieron emprender
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresas (AMMJE), los emprendimientos creados por mujeres están mayormente enfocadas al consumo (62.3%) y, en promedio, contratan menos empleados que los hombres (1.7 empleados vs 1.85 empleados).
Pese a que las empresas lideradas por mujeres suelen ser menos tecnológicas e industriales, 17.8% de ellas ofrecen productos o servicios únicos en el mercado, algo que las hace las más “innovadoras” que los emprendimientos encabezados por hombres.
Por otra parte, el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección detalla que las empresarias destinan más del 70% a su comunidad y familia, mientras que los hombres sólo inyectan a ese rubro entre 30 y 40% de sus recursos.
La desigualdad de género prevalece en los mercados laborales Latinoamericanos, sin embargo; cada vez más, hay mujeres que han iniciado negocios en sectores típicamente dominados por los hombres. Si bien esto es cierto, aun hay un enorme camino por recorrer para siquiera empezar a imaginar acortar la enorme brecha que existe. Aún en México no hay reglamentaciones para conciliar el trabajo y la vida familiar y son casi nulas las políticas de horario flexible o trabajo remoto que permitan mayor libertad de acción para el sector femenino, sin olvidar el trabajo no remunerado. A este respecto, las mujeres invierten cuatro horas más por día de trabajo en tareas del hogar y cuidado familiar en comparación con los hombres. La Secretaría del Trabajo estima que el valor económico de este trabajo no remunerado por parte de las mujeres equivale a unos 4.4 billones de pesos anuales.
Para equilibrar un poco la balanza la ONU sugiere que cualquier recalibración de los fondos de sus Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible (ODS) para la respuesta al COVID -incluidos los nuevos mecanismos de financiación que se creen-, debería incluir un objetivo mínimo que exija la asignación de al menos el 30% del presupuesto total a proyectos de igualdad de género o de empoderamiento de las mujeres.
Aun hay mucho trabajo por hacer y la mejor forma de hacerlo es apoyar y educar, abrir puertas y brindar oportunidades. Tan solo en los dos años de la pandemia por COVID el número de emprendimientos de mujeres aumentó un 23% respecto a años previos, convirtiéndose además en un sector muy prometedor y altamente redituable; el Women’s Entrepreneurship Report informó que de 100 mujeres que solicitan un préstamo para invertir en su empresa, 99% salda su deuda por completo.
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