Por Fabián Lira (redacción ISDI)
Regularmente cuando hay una crisis las personas tienden a huir, esconderse, recurrir a su zona de seguridad y evitar a toda costa el peligro con tal de estar a salvo. Sin embargo, siempre existen algunos cuantos que ante el peligro y la incertidumbre, deciden desafiar al destino y construir con base en la posibilidad de oportunidades que parecían imposibles o inexistentes para la gran mayoría.
En muchos países de habla hispana predomina la cultura de la reacción, principalmente justificada por el atareado día a día de las organizaciones, sus líderes, departamentos y personal clave, así como la atención a detalles más inmediatos como lanzamientos de nuevos productos o servicios, nuevas estrategias, nuevos negocios y todo lo relacionado a temas “nuevos” o “inmediatos”; lo cual como ha quedado comprobado, resulta perjudicial en casos de imprevistos extremos como una pandemia.
La gran mayoría de las empresas y negocios deberían trabajar por tener una cultura de prevención y adaptabilidad transformativa continua. Sin embargo, el positivismo de negación inconsciente impide a muchos líderes tener una visión profunda de las necesidades futuras en escenarios inusualmente contemplados. Desgraciadamente estas ya no son posibilidades, sino realidades.
Por lo general, las crisis son eventos inesperados, no planificados e imprevistos que provocan estímulos inmediatos que desencadena un espectro de comportamientos reactivos basados en el instinto central de supervivencia.
Si bien existen quienes prevén y los que luchan por sobrevivir con sus acciones reactivas, existe un grupo como mencionábamos en un principio, que se ha destacado a lo largo de la historia por aventurarse en lo inexplorado, consiguiendo muchas veces éxitos impensables. De ahí nace el término “liderazgo valiente” (Courageous Leadership).
Según una pieza recientemente publicada por Forbes, “los líderes valientes son aquellas personas que están dispuestas a navegar por aguas inexploradas utilizando la turbulencia como guía para ayudar a otros a atravesar la tormenta”. No es claro si se trata de personas con habilidades innatas que son activadas ante la adversidad como una especie de mecanismo de defensa, o se trata de habilidades que van adquiriendo y formando sin darse cuenta para aplicar en su conjunto en el momento justo.
Lo cierto es que se trata de líderes con garra y visión, sin miedo y dispuestos no solo a cambiar su micro universo, sino el panorama completo de industrias enteras.
Su capacidad de valentía se inclina en la dirección de sus decisiones en el momento, que coloca a sus empleados en la posición de creer en su pura fuerza de voluntad colectiva para llegar al otro lado de la crisis.
¿Cómo entonces podemos prepararnos o identificar un liderazgo valiente?
1. Reconoce la crisis como lo que es
El liderazgo valiente consiste en comprender la importancia de una crisis como una forma de mover la mentalidad colectiva desde la base de la pirámide de supervivencia. Quitarle poder, mas no importancia, es fundamental para entender y evaluar la situación, con el fin de identificar nuevas oportunidades mientras el resto, lucha por pensar qué hacer para sobrevivir a la crisis.
2. Comunica hasta el éxito más pequeño
El liderazgo valiente debe enfocarse en la claridad de los mensajes los cuales son cruciales para motivar a las personas a llevar a cabo las tareas que son necesarias para la organización. El progreso debe articularse de una manera que ayude a los equipos a ver que su camino a través de la crisis se aligera a medida que su disposición se fortalece, gracias a sus acciones y trabajo.
3. Comparte los aprendizajes
Cada crisis contiene una serie de lecciones transferibles vitales de las cuales se puede aprender para futuras contingencias. Un líder valiente encuentra las lecciones críticas que surgen cuando se maneja una crisis y las distribuye de manera eficiente y oportuna. Cada lección aprendida representa un cambio en la mentalidad de los equipos, lo que permite una evolución colectiva de alto impacto.
4. No te detengas por la falta de recursos
Una crisis implica una obvia disminución del flujo normal de recursos. Un líder valiente reconoce esto y busca un modelo de dependencia temporal de recursos, esto se utiliza como un medio para mantener a todos en «supervivencia» hasta que el camino a seguir se aclare.
5. Busca nuevos caminos
El liderazgo valiente cosiste en asegurar a sus equipos con la mayor estabilidad posible frente a los retos y limitaciones que enfrentan en el momento, pero también, se destaca de cualquier otro tipo de liderazgo, por buscar incansablemente nuevas oportunidades, domar la ola, sumergirse en las aguas más profundas donde nadie quiere nadar, con el objetivo de buscar e identificar posibilidades nuevas de negocio, oportunidades con pensamiento y visión innovadora. El riesgo es parte de su liderazgo, pero siempre que el mismo es tomado informado, con análisis, estrategia y planeación. Correr riesgos solo por qué si no es liderazgo valiente, es liderazgo irresponsable.