Por Mauricio Cabrera
Nunca como ahora se había mostrado el poder de la automatización. Con los humanos limitados en acción y con el proceso de entrega comprometido por la necesidad de los clientes y de los propios repartidores de mantenerse a distancia ante el brote mundial de Coronavirus, las máquinas aceleraron su presencia en el proceso completo, incluyendo la llamada “last-mile”, que refiere al proceso en el que un producto sale de la tienda para ser entregado al cliente.
Para dar un ejemplo, en los mercados más avanzados, comenzando por China y pasando por Estados Unidos, las empresas que han apostado por tecnología han logrado reducir sus pérdidas frente a los efectos de las medidas tomadas por distintos gobiernos para prevenir la propagación del COVID-19. Algunos incluso han recuperado terreno a partir de la oportunidad que les representó el cierre de los restaurantes para limitar el funcionamiento a aquellos que ofrecen servicio para llevar o a domicilio.
Chipotle, la empresa de comida rápida mexicana en Estados Unidos, y Panera, cadena de panaderías y cafeterías con operación en el propio Estados Unidos y Canadá, que recientemente lanzara un servicio de suscripción que ofrece café ilimitado por 8.99 dólares al mes, aparecen como dos de los grandes beneficiados en medio de la crisis sanitaria que afecta al mundo y a Estados Unidos en lo particular. ¿La razón? Las inversiones en tecnología que han realizado para automatizar sus procesos. En el caso de Chipotle, se incluye un acuerdo con Uber Eats para realizar envíos sin cobro mientras se mantenga la contingencia.
En Estados Unidos y en menor medida en Latinoamérica y otras regiones del mundo, se ha podido constatar la trascendencia del avance tecnológico, ningún mercado ha sido tan aleccionador como China, el gran referente en lo que respecta al uso de robots e inteligencia artificial.
China y la creación de una cultura de compra online
En China -pese a ser el primer gran epicentro de la pandemia-, los servicios de entrega funcionaron como en ningún otro lugar. Alibaba tiene la capacidad de entregar cualquier tipo de mercancía adquirida en las principales ciudades chinas en un periodo menor a 20 minutos.
El éxito chino no se debe solo a la tecnología, sino también al proceso de evangelización para que la población entienda los beneficios de comprar en línea. Datos del Harvard Business Review señalan que el e-commerce ya representa un 36.6% en ventas que el total de los ingresos en retail, mientras que un 71% de los consumidores chinos realizan transacciones online, con un 80% de ellos haciéndolo desde dispositivos móviles.
Las diferencias entre China y otros mercados es abrumadora. En Estados Unidos, por ejemplo, el e-commerce representa solo el 16% de las ventas totales, cifra que los asiáticos alcanzaron desde hace cuatro años.
La evolución tecnológica no pasa sólo por beneficiar a los negocios en su contacto con el cliente, sino también por cuestiones elementales de salud ante amenazas como la del Coronavirus. Para sortear la parte más complicada de la pandemia en China, una serie de empresas internacionales pusieron a volar sus drones para que pudieran entregar medicamentos y elementos básicos de ayuda a los ciudadanos en la lucha frente al COVID-19.
Las cifras son contundentes a favor de los drones: incrementan las velocidades de entrega en un 50% respecto a la transportación habitual, además de permitir que se reduzca el contacto humano con materiales que pudieran resultar infectados en el proceso.
Eso sí, la presencia de tecnología no deja de representar una amenaza para los trabajadores. Una gráfica elaborada por Mackinsey muestra la relación que lleva el crecimiento de productividad anual frente al potencial de automatización en distintas industrias. En materia de servicios de comida, la tendencia entre el 2000 y el 2016 fue de reducción en un 0.8%, mientras que su potencial de automatización es de 73%. En manufactura, el crecimiento fue de apenas un 2.9%, con un potencial de automatización del 59%. La industria del transporte también se encuentra seriamente expuesta a ese riesgo, con un 0.2% de crecimiento frente a un 58% de potencial de automatización.